
Qué Es El Arte
“El espíritu va descubriendo su identidad mediante un proceso educativo
[asimismo] el arte, el cual va descubriendo también su propia identidad de manera progresiva “:
– Danto
Los vestigios más antiguos son la prueba de que la creación es un deseo y una necesidad: el hombre en su forma pura de existir. El uso de la creatividad nos hace diferentes al resto de las especies y es nuestro gran tesoro, no sólo como artistas sino como humanos. El cambio es la única constante e implica una repetida reconfiguración estética y filosófica. Como estudiante de Artes Plásticas, cuando alguien me pregunta qué estudio estoy acostumbrada a dos respuestas: “¡Ah! Debes ser muy buena haciendo collares de Froot Loops” o “¿te dan diploma en esa carrera?”
Siempre he creído que mi carrera es una de resistencia y definitivamente no pondría en un curriculum mi futuro diploma. A parte del escepticismo general, de lunes a viernes tus maestros se dedicarán a confrontarte, tus obras serán comparadas con anime y se te preguntará hasta el cansancio, ¿qué es arte?
Definir qué es arte es una condena a la falacia, vacilamos entre réplicas pretenciosas o reprobatorias. Recuerdo esperar media hora para el inicio de mi primera clase de licenciatura, se apareció mi maestro (impuntual) y ante todo lo que imaginé, se presentó de así:
“¿Cómo se llaman? ¿por qué estudian arte? y por cierto ¿qué es el arte?”
Contesté muy segura de mí, casi con la misma seguridad con la que enseñé mis cuadros de acrílico y pastel, que ahora escondo.

“Ninfas” (2018) de Ximena Wohlmuth.
Tras narrar esto, siento un poco de ternura por esa primera respuesta que di. No sabía que la única manera de dar con una respuesta certera está en el conocimiento de los cambios estéticos que han acompañado a la historia del arte. La mayoría somos presas de lo que Gombrich llama esnobismo: un agente más en el mundo del arte lleno de confusión y falto de responsabilidad. Debemos ser capaces de aproximarnos a la obra con un pensamiento crítico, tomando una gota entre la lluvia de posibilidades, pero definitivamente todos tenemos que pasar por nuestra fase esnob.
Los artistas y sus obras son más que nunca confusos: pasamos de imitar a la naturaleza a crear locuras contenidas y terminamos por desaparecer todas las restricciones filosóficas y estilísticas. Probablemente sea esto lo que tiene a miles de personas aproximándose a Lucian Freud como si llevarán en su bolso unos lentes renacentistas, que sólo usan dentro de un museo. Es típico escuchar a espectadores haciendo afirmaciones como: “todos podríamos hacerlo”, “esto no es arte”, “no es difícil ser artista”, “para qué quiero ver esto, si un niño lo puede hacer”. Lo triste de esto es que los prejuicios infundados son la barrera en permanente remodelación frente a la experiencia estética, que sería lo que diferencia al arte de un chorro de pintura que cualquier persona podría derramar o el inodoro de tu baño.

“La fuente” (1917) de Marcel Duchamp.
Hace no mucho tiempo el público tenía que reconocer como arte a todo lo que fuera llamado tal. El filtro era un discurso de razones entre artistas y otros que formaban el mundo del arte. Ahora el espectador ha sido dotado de nuevas responsabilidades: la interpretación e interacción. La experiencia estética se ha transformado para ser la re-significación de una propuesta artística y así trascender sobre su materialidad. Aquel que vive tal experiencia, recordará el asalto que la obra dió a su ser. Comprenderá que los objetos cualquiera no tienen la intención ni la capacidad de ser bellos, pero el arte sí. Quizá esto nos podría encaminar hacia ese “algo” que otorga el carácter de arte.

“Still de la película Nazarín” (1958) dirigida por Luis Buñuel con fotografía de Manuel Álvarez Bravo.
El problema es que se participa en la obra sin preparar a la humanidad para una tarea tan compleja y con ésta apertura más de un empresario aprovecha el escenario para reconocerse como artista. Hace poco envíe mi trabajo a una convocatoria de ilustración, la realidad es que no podía creer que había recibido una carta solicitando mi cotización, no porque dude de mi capacidad sino porque no tenía idea de cómo cotizar, pero hay muchos que saben más de cotizaciones que de arte.
La aparente inexistencia del arte nos habla del vacío humano y al amenazar la trascendencia material se convierte demasiado confrontador para una adecuada recepción. Una sociedad nueva, un arte nuevo y por supuesto un hombre nuevo: el descubrimiento del arte posmoderno debe continuar su novicia expansión, para dejar de ser un tema lo suficientemente falaciado, asumir su responsabilidad y conocer una definición. Sin embargo, es muy pronto para entenderlo y probablemente nunca seamos lo suficientemente osados para afrontar del todo la posmodernidad y salir con una respuesta.
A todo lo anterior, ¿qué es el arte? He descubierto con muchos errores que el arte es toda obra que sea capaz de generar una experiencia estética, aquel objeto bello perfecto para su fin. Lo único que desecha competentemente es lo efímero y lleva a la satisfacción suficiente para dejar de crear, dejar de cambiar o modificar.
“Eso que habita allí donde nada puede ser mejorado, donde cualquier pretensión
de seguir creando con lo que hay ya no procede nada mejor”.
(Zygmunt Bauman, 2007)
Sólo el artista y el intrépido espectador pueden conocerlo. Los mediocres no consiguen nada aplicando procedimientos semejantes, pero los grandes maestros prescindiendo de éstos logran una obra de arte. El arte es la propuesta que resignifica la existencia, que habla del espíritu dejando una huella única de su tiempo. Tiene la capacidad de confrontar, iluminar o conmover. La combinación perfecta de extremismos y la ruptura total de cánones. Reconozco al arte como el acierto que proviene de una exhaustiva búsqueda en los cambios, el depósito del ser que resulta en creación artística, independiente a cualquier intento snob carente de su esencia de espíritu estético y humano.
El arte es creado para serlo.
Entonces sí, tendré un diploma aunque no sirva para mucho. Trabajaré horas y no recibiré ni un salario mínimo, pero en la perseverancia probablemente encuentre al arte.
Bibliografía
Bauman, Z. (2007). Arte ¿Líquido?. Ed. Francisco Ochoa de Michelena. Buenos Aires, Argentina: Sequitur.
Bauman, Z. (2004). Modernidad líquida, Editorial Fondo de Cultura Económica, CDMX: México.
Danto, A. (1996). Después del fin del Arte: El Arte Contemporáneo y el Kinder de la Historia. Ed. Barcelona, ES: Paidós Estética.
Gombrich,E.(2008).LaHistoriadelarte.E d.NuevaYork,EU:PhaidonPressLimited.
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