
Develando Algunos Mitos de Carlota La Emperatriz
Hablar de Carlota, la emperatriz de México, es mucho más que recordar las ambiciones imperialistas de Napoleón III o su trágica relación con Maximiliano de Habsburgo después de la caída del Segundo Imperio Francés. Desde que empecé a estudiar su historia me atrapó. A veces nos quedamos con lo que nos cuentan sin ver si realmente estamos siendo justos con los personajes. Y es que, a groso modo, ¿qué es lo que la mayoría sabe de Carlota?
Que fue la esposa de Maximiliano.
Que fue emperatriz de México.
Que le decían “Mamá Carlota” y hasta canción popular tenía la pobre: “Ay, mamá Carlota, la gente se alborota de verte tan gordota”.
Y que se volvió loca.
Sin duda, Carlota fue mucho más que esto. Hay estudios muy formales que han indagado con toda profundidad en su vida y que nos han regalado la otra cara de la moneda. Autores como Martha Zamora, Fernando del Paso, Laurence van Yoersele (investigadora Belga por la que tenemos sus cartas del final de su vida) y por supuesto, la de base para todos ellos, la condesa Hélène de Reinach Foussemagne, han ayudado a reivindicar la vida de una mujer cuya gran variedad de matices se ha visto opacado por sombras.
Su vida es fascinante, marcada por evidentes contrastes, mismos que le llevarían a una muerte sumida en una aguda locura. ¡Aventúremonos a conocer algunos datos que seguramente desconocías de Carlota!

Carlota y Maximiliano llegando al Puerto de Veracruz en 1864.
1. Su nombre completo era Marie Charlotte Amélie Augustine Victoire Clémentine Léopoldine. Cuando llega a gobernar México junto con Maximiliano en 1864, cambia su nombre del francés al español: María Carlota Amalia Victoria Clementina Leopoldina. Su nombre lo lleva por la primera esposa de su padre Prince Charlotte of Wales, quien muere después después de dar a luz a un hijo muerto, después de dos abortos previos.
2. Su padre, Leopoldo I de Bélgica, adoró y apoyó siempre a Carlota. A pesar de que él quería un hijo varón, el carácter y la inteligencia de su hija hicieron que se convirtiera en su mayor cómplice y la cría como gobernante.
Carlota era una mujer muy culta. Estudió política, geografía, filosofía, cálculo, música e historia. Hablaba cinco idiomas: francés, alemán, inglés, italiano y español. Además, mostró interés por aprender a hablar náhuatl, pero el fin del Segundo Imperio se lo impidió. A pesar de su fe católica, veía con recelo que la Iglesia Católica Mexicana tuviera tanto poder e influencia sobre el pueblo, especialmente entre los más pobres.
3. La emperatriz Carlota ha sido la única mujer en gobernar México. Y simplemente por esta razón, por ser una mujer que gobernaba, era odiada. Se levantaba a las 4:00 am y a las 6:00 ya pedía reuniones con sus ministros. Ella marcaba el destino del país. Entre las leyes que aprobó estaba la prohibición a los castigos corporales a los peones que trabajaban en las haciendas, y la imposición de un salario mínimo.
“Retrato de la Emperatriz Carlota” (1864), de Franz Winterhalter.
4. Carlota no estaba completamente loca. Oscilaba entre momentos de completa lucidez y otros en los que perdía contacto con la realidad. Su diagnóstico: esquizofrenia con delirio de persecución ó psicosis paranoide. El dramaturgo Rodolfo Usigli retrata en su obra Corona de Sombras esta realidad que vivía la emperatriz. Escribía cartas a su hermano en las que le decía que el diablo la visitaba o creía que Maximiliano estaba vivo, a pesar de saber que había sido fusilado en el Cerro de las Campanas.
5. Tras la caída del Segundo Imperio Mexicano, el resto de las casas reales de Europa reconocieron a Carlota como: su Majestad Imperial la emperatriz Carlota de México.
6. Sesenta años sobrevivió después de: “su México, sueño de un Imperio que querían gobernar bien, y de su amor por Maximiliano”. Sus últimos días los vivió rodeada de sirvientas, damas de compañía, haciendo pequeños trabajos de bordado, escritura y lectura; perdida en su mundo interno paseaba en los jardines ocasionalmente con sus familiares.
7. Finalmente, la emperatriz murió en 1927, a la edad de 86 años, a causa de neumonía. Sobrevivió a prácticamente todos los involucrados en la Segunda Intervención Francesa, como Benito Juárez, Mariano Escobedo, el propio Napoleón III; y hasta personajes clave en la Revolución Mexicana, como Francisco I. Madero, Emiliano Zapata o Francisco Villa.
Las últimas palabras de Carlota fueron:
“Recordadle al universo al hermoso extranjero de cabellos rubios.
Dios quiera que se nos recuerde con tristeza, pero sin odio”.
Hoy, nos encontramos con la responsabilidad de recordarla como lo que verdaderamente fue: podemos compadecernos de cómo murió o de todo lo que sufrió, pero mejor honrémosla por cómo vivió.
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