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Un Encuentro Con Ernesto Sabato

Hay algo de la literatura latinoamericana que a nosotros como hispanohablantes nos llama desde un lugar muy especial. Autores como Mario Benedetti, García Márquez, Jorge Luis Borges, le dan justo al blanco a nuestra esencia latina y comparten con nosotros una calidez única. No creo mucho en las identidades nacionales, pero sí en los agrupamientos culturales que las conforman, lo que quiero decir es que existe una identidad de los escritores latinoamericanos que, como habitantes de este continente, vale la pena conocer.  Hoy hablaré sobre Ernesto Sabato.

Fotografía de Ernesto Sabato.

De la mano de un misterioso libro llamado El túnel, Sabato entró a mi vida como un viejo amigo. Las páginas volaban mientras mi yo de 18 años devoraba la historia de Juan Pablo Castel, y cómo fue que cometió el asesinato de María, su amante. No tengo miedo de spoilearles nada, es la primera línea del libro.

“Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne.”

Recuerdo haber pensado cuando abrí el libro por primera vez:
A ver… espera, ¿qué? ¿El libro empieza con la confesión del asesinato? Vaya inicio. Ahora que ya sabemos qué es lo que pasa, ¿cómo le va a hacer este hombre para mantenernos al filo del asiento?

“A veces creo que nada tiene sentido. En un planeta minúsculo, que corre hacia la nada desde millones de años, nacemos en medio de dolores, crecemos, luchamos, nos enfermamos, sufrimos, hacemos sufrir, gritamos, morimos, mueren y otros están naciendo para volver a empezar la comedia inútil.”
-El túnel

Lo hizo. En El Túnel, el protagonista atraviesa una crisis existencial que lo aleja de la gente a su alrededor. Incapaz de comunicarse con las personas, se confronta con lo absurda que es la humanidad, sentimiento que todos hemos tenido en algún momento… Qué patética puede llegar a ser nuestra existencia a ratos. Me fue imposible soltar la novela que, cabe mencionar, es corta y que se convirtió instantáneamente en un referente. Acabé de leerla en dos días. Una lectura rápida, sin ser apresurada, pero muy disfrutable y satisfactoria.

Entonces entró en mí la duda: ¿Quién es este autor?

¿Quién es Ernesto Sabato?

Nacido en Argentina en 1911, Ernesto fue un joven que vivió, como muchos artistas, una infancia complicada. Al ser el décimo de once hijos, sus padres lo bautizaron con el nombre de su hermano fallecido antes de que él naciera, “Ernestito”, cargando para siempre con su memoria. Desde joven fue activamente político. Participó en el movimiento Reforma Universitaria, en la Federación Juvenil Comunista e incluso en las Escuelas Leninistas de Moscú.

Obtuvo su Doctorado en Ciencias Físicas y Matemáticas. Trabajó como investigador por muchos años sobre la radiación atómica en el Laboratorio Curie.

Pero a pesar de estar rodeado de ciencia no encontraba sentido en lo que hacía. Al final decidió dejarla para entregarse al arte.

Empezó con la pintura y después se dedicó a la literatura.

Ernesto Sábato pintando a Franz Kafka. Foto: La Nación.

Sabato pensaba que la ciencia “llevaría al mundo hacia el desastre” y un par de años después de dejar para siempre su carrera científica, Estados Unidos tiraría las bombas atómicas contra Hiroshima y Nagasaki. Todo está conectado.  Tan grande fue la contradicción que la ciencia provocaba en él, que su primer libro Uno y el universo fue una crítica filosófica a la neutralidad de la ciencia.

“La ciencia estricta -es decir, la ciencia matematizable- es ajena a todo lo que es más valioso para un ser humano: sus emociones, sus sentimientos de arte o de justicia, su angustia frente a la muerte.”

Pero, ¿y sus novelas? El autor de El túnel debió haber escrito muchas más novelas. Escribió muchos ensayos, sí. Ensayos sobre humanismo, cultura, política, profundizando así en la sociedad argentina y todo lo que la conforma, hablando, asimismo de Hispanoamérica. Debo dejar en claro, hablar de los ensayos de Sabato sin profundizar específicamente en alguno es algo complejo porque abarcan muchos temas que, hasta no leerlos, podrían parecernos ajenos al estar situados en un país que no es el nuestro. Pero las similitudes están ahí para cualquiera que se aventure a encontrarlas.

Ernesto planteó en sus ensayos hipótesis que se pondrían en práctica en sus novelas. Sin embargo, las novelas se sostienen por sí solas pues todas estas cuestiones filosóficas y de crítica están presentes en ellas. Entonces ¿dónde estaban los textos literarios de este autor que yo creí novelista antes de conocerlo realmente?

Escondidas en los libreros esperando a ser encontradas. Para mi sorpresa, solo había escrito tres novelas.

Una inusual trilogía

La trilogía estaba constituida por El túnel, seguida de Sobre héroes y tumbas y por último Abaddón el exterminador. Llegó a mí la segunda parte de esta trilogía una navidad como regalo de intercambio. Sin duda alguna se convirtió en uno de mis libros favoritos. Cuando comencé a leerlo, me intrigaba saber en qué se conectaría con El Túnel. ¿Cómo seguiría la historia de estos personajes?, y si no, ¿cuál sería la conexión entre ambas historias? Con una historia más compleja y profunda, Sabato nos presenta una doble narrativa. Una con Martín y Alejandra, siguiendo su historia de amor, y la otra con el papá de Alejandra, el cual está obsesionado con los ciegos.

“Siempre es levemente siniestro volver a los lugares que han sido testigos de un instante de perfección”
-Sobre héroes y tumbas

De esa novela sale el famoso “Informe sobre ciegos” de Sabato. No profundizaré en la trama, porque no solo es una gran historia, sino que es una experiencia psicodélica a la que no le haría justicia en un par de oraciones. Pero ahí estaba, un libro que marcaría mi persona al ser tan inusual y envolvente, provocando en mí más preguntas que respuestas y a la vez, otorgándome una satisfacción existencial. Las dudas a veces también son las respuestas.

“1.Dios no existe.
2.Dios existe y es un canalla.
3.Dios existe, pero a veces duerme: sus pesadillas son nuestra existencia.
4.Dios existe, pero tiene accesos de locura: esos accesos son nuestra existencia.
5.Dios no es omnipresente, no puede estar en todas partes. A veces está ausente ¿en otros mundos? ¿En otras cosas?
6.Dios es un pobre diablo, con un problema demasiado complicado para sus fuerzas. Lucha con la materia como un artista con su obra. Algunas veces, en algún momento logra ser Goya, pero generalmente es un desastre.
7. Dios fue derrotado antes de la Historia por el Príncipe de las Tinieblas. Y derrotado, convertido en presunto diablo, es doblemente desprestigiado, puesto que se le atribuye este universo calamitoso.”
-Sobre héroes y tumbas, ernesto sabato

No había acabado de leer la segunda parte cuando encontré, en la librería de la UDLAP en Cholula, Puebla, la tercera entrega de la trilogía. Para ese entonces no sabía que eran tres libros, de hecho, fui conociendo la existencia de la siguiente parte poco tiempo después haber terminado la anterior. Pero el nombre del autor fue lo que me hizo adentrarme en ese estante. Descubriendo así la tercera parte. Me sentía como un aventurero que siguió todas las pistas de un tesoro separado en tres. La emoción de encontrar la continuación de algo que creían acabado es en extremo curiosa, no sé si alguna vez han tenido una experiencia así.

Abaddón el exterminador. La recta final de un viaje que no quería terminar aún. Si Sabato dio un giro de 180 grados de un libro a otro, esta entrega era una implosión al interior de la literatura misma. Los personajes de sus novelas entraban y salían del libro, topándose con un personaje en extremo peculiar. Ernesto Sabato “in the flesh”. La culminación de su trilogía sería la encarnación de su visionario ser, convirtiendo la realidad en lo que él quisiera que fuera. Comida para el alma en tres partes.

“Es que para admirar se necesita grandeza, aunque parezca paradójico.”
-Abaddón el exterminador

Me había enamorado. A la fecha no logro describir ni poner fidedignamente en palabras el sentimiento que estos libros dejaron en mi persona, pero la literatura tomó otro sentido para mí desde que empecé a leer la historia de Juan Pablo Castel. Y jamás me imaginé en dónde acabaría ese viaje. No creo en endiosar a nadie, en especial a los artistas. Lo más humano que sea un artista, lo más cercano que está a su obra y al espectador que se ve afectado por ella.

Ernesto Sabato le dio otro significado a lo que para mí era la identidad hispanoamericana porque se adentró en la existencia del ser humano desde su realidad social, llenándola de fantasía, metafísica y filosofía, acompañando a mi alma joven, impulsiva y rebelde a lugares que no sabía que existían dentro de mi propio ser.

“Porque el deseo de vivir es así: incondicional e insaciable.”
-Ernesto Sabato


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