
Don Quijote: La Revolución Literaria De Un Genio
En la cima de la literatura universal
Gracias a su icónica y más conocida obra, Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes Saavedra es reconocido como una de las máximas figuras de la literatura clásica occidental. Dada su fama, podemos encontrar al característico personaje de don Quijote en un sin fin de adaptaciones, interpretaciones y reinterpretaciones en todos los ámbitos del arte y la cultura. La historia del delirante caballero que sueña con aventuras fantásticas, amores apasionados, honor y gloria no es desconocida para nadie en la actualidad. Pero en la época en la que fue publicado este libro (1605), esta era una idea radical.
Don Quijote surge en respuesta a los libros de caballería, uno de los géneros literarios más populares en aquel entonces. Estos libros tenían como protagonistas a un estereotipo de caballero perfecto: noble, valiente, fuerte y apuesto; entregado a la religión, leal a su rey, defensor de los inocentes y verdugo de los malvados. En este contexto, la obra de Cervantes presenta una crítica a este ideal que no es más que una fantasía. La tradición barroca se manifiesta con toda su fuerza en este golpe de realidad que se puede observar en Don Quijote. El hombre ya no puede apegarse a sus ilusiones renacentistas de tocar el cielo y ser el centro del universo y, como Ícaro, debe caer de vuelta a la tierra, en donde aquellas historias de caballeros grandiosos no son más que los sueños inalcanzables de un pobre hidalgo.

Don Quijote y Sancho. Fuente: Wikimedia Commons
Auto-referencia de Cervantes en el Quijote
Cerca del inicio de la historia, en el capítulo sexto, se narra una escena en la que el cura y el barbero revisan la biblioteca personal de don Quijote para deshacerse de los libros que, según ellos, están causando la locura de este personaje. Este capítulo resulta interesante porque muestra una bibliografía bastante completa de los libros de la época en los que se basó Cervantes para escribir su libro, al igual que un comentario por parte de los personajes acerca de estas obras y su importancia cultural.
Durante el escrutinio, el cura y el barbero deciden no quemar algunos libros que les parecen de buena escritura. Algunos de los valores que defienden son la escritura discreta y de alto entendimiento de los libros de Palmerín, la originalidad de Amadís de Gaula, y lo entretenido que es Tirante el Blanco. Parece que el narrador defiende a los clásicos y más reconocidos libros de la época.
También encuentran en esta búsqueda un libro del mismo Miguel de Cervantes y, de nuevo, entran en el dilema acerca de si deberían quemar esta obra o no. A primera vista, parecería que Cervantes está elogiando su propia obra, pues su libro es uno de los que no se queman, pero, en realidad, el cura no hace demasiados elogios a este libro. Más bien parece que su opinión está algo dividida:
“Su libro tiene algo de buena invención; propone algo, y no concluye nada”
El cura también menciona la prometida segunda parte de La Galatea, lo cual podría indicar que Cervantes está promocionando dicha obra.
Defensa a la elección libre de la mujer
En los capítulos 12, 13 y 14 de Don Quijote de la Mancha, se presenta una situación verdaderamente revolucionaria para la época. Una defensa de la elección libre de un personaje femenino. Durante sus viajes, don Quijote se encuentra con un grupo de pastores, quienes le cuentan la trágica historia de Grisóstomo, un pastor que se enamoró de una hermosa mujer llamada Marcela y que murió a causa del rechazo de esta dama. Los pastores se muestran enojados con ella y la culpan por la muerte de su amigo.
Pero Marcela se defiende. Asegura que el amor verdadero no puede ser forzado. Niega tener culpa en la muerte de Grisóstomo, pues ella simplemente no correspondió su amor, y argumenta que no se le puede forzar a alguien a amar a otra persona simplemente porque le haya declarado su amor. Marcela no tiene la culpa de que Grisóstomo se haya enamorado de ella, y tiene todo el derecho a rechazarlo.
“Yo conozco, con el natural entendimiento que Dios me ha dado, que todo lo hermoso es amable; mas no alcanzo que, por razón de ser amado, esté obligado lo que es amado por hermoso a amar a quien le ama.”

Marcela en el entierro de Grisóstomo. Fuente: Museo del Prado
También resalta el hecho de que don Quijote, quien decide servir como juez ante la acusación de los pastores y la defensa de Marcela, concluye que es ella quien tiene razón y señala que es merecedora de admiración por su honestidad.
Identidad, verdad y error
El problema de identidad de don Quijote está en la imagen perfecta e irreal del caballero que aparece en las novelas de caballería. El protagonista se ha rodeado de estas historias en donde todo es extremadamente diferente a la realidad que él experimenta. Las aventuras fantásticas que viven los personajes de los libros hacen que la vida de don Quijote parezca muy aburrida en comparación. Por eso él busca parecerse a este ideal del caballero noble, valiente y honorable, pues no encuentra en sus libros personajes parecidos a él con los que pueda identificarse, solo el ideal de caballero imposible de alcanzar.
El barroco introduce algo como un golpe de realidad. Es una oposición a la idea del renacimiento, en donde todo es perfecto. En el caso de don Quijote, esta idea se ve reflejada en los libros de caballería. Don Quijote tiene una visión renacentista en donde todo le parece maravilloso y fantástico, pero después debe enfrentarse a la realidad de que la vida no es como los libros de caballería.
Por ejemplo, en el capítulo ocho, Don Quijote está feliz por haber encontrado gigantes contra quienes luchar, y esta fantasía le emociona tanto que no puede reconocer que en realidad son molinos de viento:
“Y diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que sin duda alguna eran molinos de viento, y no gigantes aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho, ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; […]”

Don Quijote y Sancho con los molinos de viento. Fuente: National Geographic
Otro ejemplo aparece en el capítulo 10, donde se narra una batalla que peleó don Quijote contra un vizcaíno. Sancho le advierte de una realidad: la Santa Hermandad podría arrestarlos por haber herido al vizcaíno, pero don Quijote rechaza esta posibilidad simplemente porque nunca ha visto que algo así suceda en sus libros de caballería:
“—Paréceme, señor, que sería acertado irnos a retraer a alguna iglesia, que, según quedó maltrecho aquel con quien combatisteis, no será mucho que den noticia del caso a la Santa Hermandad, y nos prendan; y a fe que si lo hacen, que primero que salgamos de la cárcel, que nos ha de sudar el hopo.
—Calla —dijo Don Quijote—. ¿Y dónde has visto tú o leído jamás que caballero andante haya sido puesto ante la justicia, por más homicidios que haya cometido?”
La inmortalidad de una joya literaria
Se ha dicho demasiado de Don Quijote de la Mancha desde su primera publicación hasta la actualidad. Y, sin embargo, los temas y discusiones que se pueden extraer de esta obra no se agotan. Los tres aspectos de la obra mencionados anteriormente son solo algunos ejemplos de todas las características que han hecho de este libro uno de los más admirables a lo largo de la historia. Sin duda alguna, Don Quijote de la Mancha seguirá siendo globalmente reconocido como un clásico muchos años hacia el futuro.
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Lorenza RB
Gracias, deliciosa explicación.
Luisa
Bravo!
Diana Laura Espinosa
¡Muchas gracias, Luisa!
Alejandra carrandi
Me encanta la forma en que Don Quijote ve la vida, muchas veces me he identificado con éL y he visto en molinos de viento gigantes con quién luchar.