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Podcast | Katherine Mansfield, La Rebelde De Nueva Zelanda

La rebeldía y la búsqueda constante de libertad las traía en la sangre. La grandeza de Katherine Mansfield radica en la valentía de escribir, en un mundo de hombres, sobre lo femenino. Sobre lo que se calla, lo que se silencia; no como víctimas, sino como decisoras de su inmovilidad.

 

Narrar a Katherine Mansfield es adentrarse al mundo de la rebeldía femenina del siglo XIX. Nació en 1888 en Wellington, la capital de Nueva Zelanda, ese país joven que fue y sigue siendo una de las naciones más progresistas del mundo ya que en 1893 se convirtió en el primer país del mundo en conceder a las mujeres el derecho a votar y actualmente sus lideresas son mujeres: la reina Isabel II que encabeza la monarquía parlamentaria, la Gobernadora General Lady Patsy Reddy, y la Primera Ministra Jacinda Arden, que ha gobernado de manera extraordinaria desde 2017.

Katherine Mansfield's 'Green Goggles': A Gogol Pastiche

Fotografía de Katherine Mansfield. Obtenida de: Culture Darm

Así que tal parece que en la vena del país natal de Katherine Mansfield, que en realidad se llamaba Katheleen Beauchamp, el poder femenino ya habitaba. Sin embargo, no siempre lo que se conquista o vive socialmente, se puede habitar familiarmente, y así fue el caso de Katherine (llamémosla como a ella le gustaba) porque su madre la rechazó desde que nació y saben por qué: por ser mujer. “Tenía que haber sido niño”, dijo.

El esfuerzo por ser amada vivió siempre en Katherine,
pero lo que recibió de su madre fue un rechazo recurrente.

Los mejores años de su vida los va a recordar en el campo al lado de su abuela y de su hermano Leslie, que fue su adoración. ¿Y su padre? Bueno como es de esperarse en esa época no estaba muy involucrado con su hija, sin embargo, a él sí lo va a buscar antes de su muerte. Con su madre, la ruptura va a ser definitiva.

La pequeña Katheleen siempre fue creativa y aprendió a tocar el violonchelo desde muy niña, y es justamente de su maestro de quien se enamora a los 13 años. Por supuesto que éste la rechaza. Katheleen quedó con el corazón roto y sería la primera de sus decepciones amorosas.

Pero a pesar de esta tristeza, a los 14 años logró que la mandaran a la academia para señoritas de Londres, El Queen’s College. Desde que llega, empieza a escribir para la revista de la escuela y se graduará de este mismo Instituto, pero antes de esto, la realidad es que la vida de la metrópoli la rebasa.

QUEEN'S COLLEGE – Coffey Architects

Queen’s College en Londres.

Tanta libertad la hace experimentar con pasión e intensidad prácticamente todo.
Las cicatrices de su infancia, su rebeldía natural y la búsqueda ferviente de amor, expanden para Katherine un mundo más allá de los chicos.

Antes de continuar con su vida, quisiera platicarles de su obra, en particular de un cuento que en inglés ella intituló Bliss, que sería algo así como “Éxtasis”, palabra que implica alegría, pero en gozo extremo. ¿Por qué me salto la vida y me voy al cuento? Bueno, de entrada porque la consolida como una de las mejores escritoras de relatos de principio del siglo XX, -cosa nada fácil, siendo mujer- tanto que Julio Cortázar, este genio de la literatura, escoge este cuento para ser parte, según él de los mejores cuentos escritos en la historia entre los que destacan otros autores como Truman Capote, Jorge Luis Borges, Leonora Carrington, y por supuesto Edgar Allan Poe.

Cuentos Inolvidables Según Julio Cortázar. | Mercado Libre

Ejemplar del libro “Cuentos inolvidables” de Julio Cortázar.

Este cuento hizo también que años después, la gran Clarice Lispector dijera: Bertha, el personaje principal, soy yo y quizás somos todas las mujeres. Mansfield disecciona a sus personajes, comenzando por ella: por Bertha: la describe no solo por fuera, sino por dentro, es un personaje que habla en voz alta, que siente la vida en cada poro, y que se da cuenta que lo hace. Sabemos de ella, que es una mujer con un nivel social muy alto, pero que se siente encerrada, la aprisiona desde el broche mismo del abrigo que la asfixia y por eso prefiere sentir el frío en los brazos.

Toda la escena del cuento se centrará en la casa de Bertha, y en la cena que tiene lista y preparada, en los invitados, sus mañas, locuras y los reflejos de su existencia. ¿quiénes son? personas aparentemente amenas y de alta sociedad, amigos suyos y de Harry, su esposo; escritores y personajes excéntricos como la señora Knight que lleva un llamativo abrigo impreso con bananas… y con changos que se comen esas bananas.

Mansfield se burla en sus descripciones y diálogos, critica a la alta sociedad londinense con astucia y humor negro.
The Reader's Unconscious Role in the Short Story: Katherine Mansfield's 'Bliss' (1918) | The Cultural Me

Pintura representativa del cuento “Bliss” de Katherine Mansfield.

Pero, antes de la cena, al llegar con las últimas compras Bertha sube a darle un abrazo a su bebé, pero la nana en cuanto llega se queja de su presencia, diciendo que sólo llegó a interrumpir la hora de comida de la pequeña “y eso es malo”. Bertha cede a los berrinches de la nana, pierde su lugar por elección. Después se pregunta en voz alta: “¿De qué sirve tener una bella hija si la tienes custodiada como un stradivarius, en un estuche que aquí se llama Nany?”. La escena es interrumpida por una llamada. Es Harry, que le avisa que llegará tarde. Pero hay algo más, un momento clave en su diálogo:

— ¿Harry?—, le dice Bertha, —¿si, querida?-, —Quería decirte…—
—¿si, dime?- ¿Qué quería decirle? (Bertha piensa. ¿Acaso tengo algo que decirle? Mmm, no, no hay nada que decirle), —No, nada—.
— Ok cariño, te veo más tarde… 


Esto nos deja ver entre líneas la falta de comunicación y confianza que hay entre ellos, mas adelante Bertha desnuda un pensamiento que lo confirma: “creo que me gusta mi marido, -se dice así misma ¿será que por primera vez lo deseo?”

Pero Bertha, acostumbrada a la impuntualidad y frialdad de Harry, tiene centrada su atención en una invitada en particular: la señorita Fulton. Quizás Bertha hizo toda la cena solo para estar cerca de ella. Días anteriores había estado platicando de ella con Harry, tratando de convencerlo de que era especial, y Harry una tras otra vez, con ese humor despreocupado inglés la arremetía: Tonta, es una güera tonta y desabrida como tantas… y Bertha se esforzaba para que Harry la aceptara y descubriera lo que ella había visto en su amiga, que por cierto, no sabía qué era, pero que le atraía. Quería la aprobación de su marido y que al menos en la cena fuera amable con la Srita Fulton.

Los invitados llegan, la cena comienza. Por supuesto, Mansfield nos cuenta lo que sucede en la escena, pero también en el interior de Bertha (en su emoción y en su cerebro… no piensa y siente, obvio, en la misma linea, pero… ¿quién si?)

La señorita Fultón también llegó tarde, vestida de plateado especial, con un aire glamoroso que si nadie más lo ve, Bertha sí. Harry ofrece cigarrillos después de cenar y Bertha pide para sus adentros que le comparta y sea amable con Miss Fulton. Poco antes ambas habían estado paradas frente al ventanal de la sala, admirando el hermoso y tan especial Peral que estaba en su esplendor, erguido y fuerte en el jardín de la casa. Bertha, al sentir cerca a la señorita Fultón, rozando sus brazos, sintió un escalofrío que recorrió su cuerpo y dijo para sí:

¿estoy segura que esto solo se siente entre mujeres y sucede muy pocas veces en la vida?
Bliss the Katherine Mansfield Story

Adaptación cinematográfica de “Bliss” de Katherine Mansfield.

Los invitados se despiden para no perder el último tren, todos menos el escritor invitado que sigue hablando obsesivamente de su última obra. Pero Bertha no lo escucha, está pendiente de la Srita Fulton, la mira encaminarse a la salida. Harry se ofreció para acompañarla a la puerta. Ambos caminan por el pasillo hacia la puerta . Bertha se levanta del sillón para asomarse y espiar si su marido es amable. La siguiente escena es el twist de la historia:

Harry está por colocarle el abrigo sobre los hombros a Miss Fulton, pero lo deja caer, y la toma por los hombros y la voltea con violencia diciendo entre labios apretados: “te adoro”, ella le toma la cara entre las manos, esas manos suaves, blancas, largas… Él le pregunta, —¿mañana?— Ella responde con un gesto en los ojos —Sí—.

Y todo, todo lo ve Bertha.

El frío se siente en el cuerpo mientras lees lo que sucede en este relato. Harry, Miss Fulton, amantes, mentiras que se despojan en el pasillo, y Bertha impávida, ahora sólo mira hacia el ventanal, donde está el peral. Se siente su silencio, la sorpresa de lo que no se sabía pero ahora ya. ¿Y lo único que puede decirle a Harry es…? ¿Y lo único que puede pasar es…?

Exacto, nada… no va a pasar nada. Como en la vida de tantas mujeres de ese entonces, y de después, y de ahora. Calladas frente a las infidelidades. Cobrando facturas en silencio y pagando con infelicidad.

Katherine Mansfield no se consideraba feminista, no salía a las calles con las sufragistas a pedir justicia y voto. Pero observaba lo femenino, su mirada, su crítica no es a lo masculino, sino a lo femenino inmóvil, a lo que se siente y se calla, a lo que se sabe y se silencia; a la aceptación del status quo, y a la falta de conocimiento de las mujeres hasta de ellas mismas.

Así, su personaje Bertha, siente y sabe lo que siente, pero no sabe expresarlo y mucho menos defenderlo. Y así como no había deseado nunca a su marido, sí a las mujeres, por eso su encantamiento por la Srita Fulton, pero que ni ella misma detecta.

Pero vámonos a la vida de Mansfield para comprender aún más a Bertha y Bliss.

Vida de Mansfield

Mientras Katherene estudiaba en el Queens Collage, poco antes de acabar en 1903, conoce a Ida Constance Baker y se enamoran. Van a vivir desde entonces hasta el final de sus días, pasión, odio, apego, amor, cuidado. Mucho se ha dicho sobre momentos en los que Mansfield incluso la maltrató. Ida nunca la dejó pero Katherine sí. En 1906 se va de Londres y viaja por Europa hasta que regresa a su casa en Wellington. Pero es poco el tiempo que aguanta la vida tranquila y pronto se vuelve a Londres.

Katherine Mansfield | Legacy Project Chicago

Fotografía de Katherine Mansfield y Ida Constance Baker.

Nunca deja de escribir para las revistas escolares y de tocar el violoncelo, hasta que su padre le prohíbe ser profesional de la música. Sensible y bohemia, frustrada por no poderse dedicar a su primera pasión, conoce al joven Garnet Trowell de quién queda embarazada.

Sus padres se oponen a su relación. Su madre avergonzada por su embarazo la lleva a vivir a Alemania, donde pierde al bebé. Este evento hará que se aleja para siempre de su madre y su mal trato.

Para 1910 ya había regresado a Londres sola, con un aborto y separada de su familia, se casa entonces con un profesor de canto once años mayor que ella, George Bowden, pero su inestabilidad era tal que al estilo Frida Kahlo, lo abandona en la misma noche de bodas.

Pero el despunte de su carrera estaba por comenzar: “Al comprenderme a mí misma quiero comprender a los demás. Quiero realizar todo lo que soy capaz de hacer”. Publicó su primer libro de narraciones “Pensión de familia Alemana” en 1911.

Ese mismo año comenzaría su intensa relación con el editor de la revista “Rythym”, John Middleton Murry, con quien se casa y dura poco más de un año. Tras quebrar su revista decide abandonarlo y también a Ida Baker, con quien nunca rompió relación realmente, incluso vivieron los tres juntos. El corazón de una mujer enamorada de otra, pero casada con el “marido perfecto”. Este triángulo amoroso, con la intensidad de sus aristas, se refleja con maestría en su cuento Bliss.

Son la pérdida y la enfermedad, las que comienzan a hacer en Mansfield un cambio profundo. Su hermano muere en el campo de batalla en 1916 y después ella contrae tuberculosis, con la sentencia de muerte que esto implicaba. Es así, enferma y en profundo dolor cuando más comienza a producir.

Su peregrinar por toda Europa cambia de objetivo, ahora busca desesperadamente una cura contra su enfermedad.

“Quiero la tierra y sus maravillas: el mar, el sol. Quiero penetrar en él, ser parte de él, vivir en él, aprender de él, perder todo lo que es superficial y adquirido en mí, volverme un ser humano consciente y sincero”.
Pre-publication Review – “A Child of the Sun” by Pierce Butler – Under the  Sun

Fotografía de John Middleton Murray y Katherine Mansfield.

En 1918 publica su segundo libro, “Preludio”, y continua sus relaciones tormentosas con Ida y John, ahora se instala en Italia y produce en 1920 su libro de historias “Por Favor”, donde alcanza por fin el éxito. Katherine Mansfield te lanza sin mentiras al interior de las personas, de las familias y de la sociedad. Huye del “felices para siempre” para plantear la realidad tal como es. Sin adornos.

Sus personajes son reflejos muy humanos, hombres y mujeres imperfectos, absurdos o inocentes, infieles, posesivos, agrios, superficiales…todos, rompen el mito de la perfección. Y es eso lo que la mantiene universal y permanente.

Sus historias cargadas de simbolismos colocan a sus personajes en el torbellino del interiorismo, ya que conforme avanzan vamos sintiendo el pensamiento y entendiendo el sentimiento, sobretodo de sus mujeres. En los escritos de Mansfield no hay juicio, hay observación, suficiente para que el lector se paralice.

La grandeza de mujeres como Mansfield es justamente la valentía de escribir, en un mundo de hombres, sobre lo femenino, denunciar el mundo de las mujeres, sus parejas y sus vidas, pero desde ellas mismas, no como víctimas, sino como decisoras de su inmovilidad.

Su vida fue de amores y divorcios, amistades y sexualidad abierta y doble y múltiple, dudas, fuga, viajes, soledad…todo menos inmovilidad.

La muerte la alcanza en París con apenas 35 años cuando su carrera tenía una escalada inmensa. Pero su legado continuó. Murry reunió sus escritos en dos volúmenes, el primero denominado “El Canto del Cisne” y el segundo “Algo Infantil”. En 1928 publica “Cartas”, gracias a los cuales podemos tener una mayor constancia de la vida, lucha, desasosiego y entrega a la letras de esta mujer, así como su intensidad y pasión por vivir.

“¡Arriesga! ¡Arriésgalo todo!
Que no te importa más la opinión de los demás, esas voces.
Haz por ti lo más difícil de hacer en el mundo:
Actúa por ti mismo y encara la verdad”.


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