
El Amor Que Llevó A La Ruina A Oscar Wilde
“¡La felicidad, no! ¡Nada de felicidad ! ¡El placer!
Hay que preferir siempre lo más trágico.”
– Oscar Wilde
Oscar Wilde es considerado uno de los escritores victorianos más destacados de Inglaterra. Fue una celebridad de la época debido a su gran ingenio y a su extravagancia. Las tertulias literarias sin la presencia de Wilde quedaban incompletas. Su capacidad conversadora, su amplio conocimiento cultural y sus curiosas anécdotas hacían interesantes las conversaciones entre los intelectuales.
Oscar Wilde edificó su obra a partir del drama de su vida. Sin embargo, hubo algo además de su creatividad e intelecto que hicieron que el nombre de Wilde pasara a la historia: su extravagancia y la polémica que causó en la conservadora sociedad victoriana.
La relación entre Oscar Wilde con Lord Alfred Douglas fue uno de los mayores escándalos sociales de la época. Fue precisamente este amor el que llevó a Wilde a prisión, ya que en Inglaterra las relaciones homosexuales fueron consideradas delito penal hasta 1967.

Fotografía de Oscar Wilde (1882) de Napoleon Sarony.
Amor uránico
Wilde estaba casado con la escritora inglesa Constance Lloyd con quien tuvo dos hijos: Cyril e Vyvyan. Pero Wilde guardaba un secreto. Lo que sentía por Constance no fue suficiente para evitar uno de los affaires más famosos de la historia. En 1892, Oscar conoció al joven aristócrata y poeta, Lord Alfred Douglas y se embarcó en un tórrido romance.
Parecía un ángel: frágil, de tez muy pálida, cabello rubio y ojos azules, pero muchas veces las apariencias engañan y este caso, no fue la excepción.
El primo de Bosie, Lionel Johnson, le prestó una copia de una de las obras más famosas de Wilde, “El retrato de Dorian Gray”, y después de leerlo catorce veces seguidas, deseó que le presentaran al autor. Fue así que a finales de junio de 1891, Lionel Johnson presentó a Alfred Douglas con Oscar Wilde.

Fotografía de Lord Alfred Douglas (1895) de George Charles Beresford.
Wilde, que tenía entonces 37 años, quedó fascinado por el joven de 21 años a primera vista. A partir de ese momento comenzaron las cenas, los viajes al extranjero, los regalos y las cartas. Wilde no tardó mucho en darse cuenta de que Bosie era un niño mimado, vanidoso, derrochador, caprichoso e imprudente. Pero tal y como lamenta en De profundis, la pasión que sentía por él lo llevaba a perdonarle todo.
Lo amaba. Durante cuatro años, Alfred fue el favorito de Wilde, su amante y su pupilo, su amigo y su perdición.
Wilde estaba consciente de lo que significaría que la relación con Alfred saliera a la luz. Por ello, el escritor no alardeaba sobre su relación con el joven, prefería mantenerla en silencio para evitar escándalos, pero Douglas, en cambio, no estaba interesado en esconderse en absoluto, quería gritarle a todos que “él era el favorito, el amado del gran Oscar Wilde”, ignorando las consecuencias que esto pudiera traer para ambos.
“Mi queridísimo Bobbie, Bosie es como un narciso, tan blanco y dorado (…) Bosie es hermoso. yace como un jacinto en el sofá y yo lo amo.”
Pero Bosie no era ese “ángel” que aparentemente parecía ser. Solía gastar dinero en hombres y juegos de azar y esperaba que Wilde contribuyera a esos gastos. Su ego puso en riesgo constante la relación y la vida de Oscar hasta que las cosas se salieron completamente de control.
.jpg)
Fotografía de Oscar Wilde y Lord Alfred Douglas (1894) de Autor Desconocido.
El padre de Alfred, el marqués de Queensberry, conoció a Oscar Wilde en una cena. De inmediato, temió que su hijo estuviera manteniendo una relación amorosa con el escritor. “No sé si lo es, pero lo parece, y eso es igual de malo”, dijo refiriéndose a la homosexualidad de Wilde. Fue así que prohibió a Alfred seguir viendo a su amante y como éste se negó, comenzó la persecución. Poco tiempo después encarcelararían a Wilde por órdenes del marqués y con apoyo de la reina “por indecencia y sodomita”.
“El amor que no se atreve a decir su nombre, y a cuenta del cual estoy aquí hoy, es precioso, está bien, es una de las formas más nobles de afecto que existen.”
(Alegato de Oscar Wilde ante el tribunal que lo enjuició en 1895.)
Una vez encarcelado, Bosie negó todo con tal de salvarse y no sufrir el mismo destino que su amante. Durante su estancia en la prisión de Berkshire, Inglaterra, Wilde dedicó más de 50 mil palabras a Alfred (que ahora podemos encontrar publicadas con el nombre de De Profundis). Cada una de estas cartas está impregnada de enojo, desilusión, tristeza y claro, de un amor visceral que Wilde no podía arrancarse del pecho.
“Querido Bosie: Después de una larga e infructuosa espera, he decidido escribirte yo, tanto por ti como por mí, pues no me gustaría pensar que he pasado dos largos años de prisión sin recibir de ti ni una sola línea que no me diera dolor.
Nuestra infausta y lamentabilísimo amor ha acabado en ruina e infamia pública para mí, pero el recuerdo de nuestro antiguo afecto me
acompaña a menudo.”
(Carta de Oscar Wilde a Bosie, 1897.)
Al cumplir los dos años de sentencia, Oscar Wilde recibió la libertad con grandes planes para recuperar su vida pero la experiencia carcelaria y la frialdad de Douglas habían afectado profundamente al poeta. Se mudó a Francia y vivió en París durante cuatro meses tratando de reconstruir su vida y tratando de olvidar al hombre que lo había llevado a la ruina. Pero el amor es más fuerte que la razón. Volvió a ponerse en contacto con Douglas y decidieron pasar el invierno juntos en Nápoles. El reencuentro duraría únicamente tres meses pues Bosie abandonaría por siempre a Wilde por miedo a que su familia lo deshonrara.
Oscar Wilde fue una de los cientos de miles de personas que fueron perseguidas por su orientación sexual. Fue hasta 1956 que en Inglaterra se derogó la ley que consideraba la homosexualidad como un crimen. Y esto, el escritor lo vio venir poco antes de morir:
“No tengo duda de que ganaremos. Pero el camino será largo y lleno de monstruosos martirios”.
No pudo estar más acertado.
Enviar un comentario
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.