
Van Gogh: Los Límites De La Enfermedad
Detrás de la mente de Vincent
Vincent Van Gogh es, en mi opinión, uno de los más grandes artistas que hayan existido jamás. Sentarme a escribir sobre él no me parece una tarea sencilla, y menos si se trata de abordar su salud mental. Lo primero que diré es que era un hombre que llevaba una tristeza muy profunda en su interior.
Todos conocemos la famosa pintura “La Noche Estrellada” (1889), una de las obras más icónicas de Van Gogh. El pintor europeo es reconocido mundialmente por haberse cortado la oreja tras un ataque psicótico, pero no creo que estemos familiarizados completamente con su historia, pues recordaríamos decenas de cosas más interesantes de su vida que esta. El arte de Van Gogh, es un arte tan circunstancial, que hablar de él sin adentrarnos en su historia sería como comer un pastel medio crudo. La experiencia no se vive completa. No, no estoy diciendo que no podamos apreciar su trabajo sin primero conocer su vida, pero conocer mejor su historia, los colores de sus pinturas, incluso los más tenues, los lugares y las personas, veremos que existe un contraste con su incansable soledad.
“Montmartre: Molinos y jardines de vegetales” (1887), de Vincent Van Gogh.
En el libro Cartas a Théo, recopilación de las cartas que le enviaba a su hermano, podemos abrir la puerta para conocer mejor al hombre detrás del caballete. Desde que comenzó a pintar, después de haber trabajado como concesionario de arte y predicador, Van Gogh describe la melancolía que lo envolvía:
“Es lo que la muda para los pájaros, el tiempo en que cambian de plumaje, es la adversidad o la desgracia, los tiempos difíciles para nosotros, seres humanos.”
-Vincent Van Gogh
El bienestar emocional de Van Gogh era eclipsado por la desesperación de recuperar la confianza de su familia. Pero no se dejó arrastrar por el sentimiento, sino que le dio la vuelta.
“En vez de dejarme llevar por la desesperación he tomado el partido de la melancolía activa mientras sintiera necesidad de actuar, o en otros términos, he preferido la melancolía que espera y que aspira y que busca, a la que, abatida y estancada, desespera.”
-Vincent Van Gogh
Ese sentimiento de transformación lo llevó el resto de su vida. Sin embargo, conocía su propia condición. Durante muchos años descuidó su aseo, convirtiéndose el mismo en un cuadro viviente de miseria, sabiendo que la gente se mantendría lejos de él. Tomó la decisión, que no siempre fue consciente, de alejarse de las personas para encontrar en la soledad el motor creativo, sin darse cuenta de que poco a poco lo iba consumiendo.
“Fulano tiene un gran fuego en su alma y nadie se acerca a calentarse, y los que pasan sólo advierten un poco de humo en lo alto, por la chimenea, y siguen su camino.”
-Vincent Van Gogh
Su soledad aumentaba a causa de sus amores fallidos que dejaron grandes estragos emocionales en el pintor. No solo se expresaba en pintura, pues escribía sobre el amor en las cartas que le enviaba a su hermano. En ellas hablaba de un calor que tenía en su interior que no podía pasar la vida esperando a que alguien llegara para experimentar su calidez. Para él, el verdadero arte era poner su pellejo en juego, entregarse por completo a lo que hacía sin importar las consecuencias y eso hizo. Al pasar los años hizo cada vez más pinturas, y el gris de su interior se transformaba en color. Las conversaciones que tiene sobre los pigmentos en sus cartas muestran a un hombre que quería expresar muchas cosas, un ser que experimentaba nuevas maneras de transmitir el color a las personas.
“Estudio de un herrero” (1882) de Vincent Van Gogh.
Siempre buscó nuevas maneras nuevas de llevar su arte al límite. Se le conoce por ser un gran pintor y escritor, pero también hay que reconocer la capacidad de observación que tenía. Mientras más lejos estaba de las personas, más de cerca los observaba. Obreros, panaderos, campesinos, todo aquel que se cruzara frente a él, sería objeto de un cuadro mental que en algún momento llegaría al lienzo. Pero la enfermedad aumentaba cada vez más.
“No tendría miedo a nada si no fuera por esta maldita salud.”
-Vincent Van Gogh
Un cuerpo carente, una mente errante
Las especulaciones sobre la salud de Vincent son muchas, pero aún no es posible saber con certeza cuáles eran sus padecimientos. Van Gogh creía que tenía epilepsia y su doctor se lo diagnosticó al poco tiempo. También le diagnosticaron sífilis, se cree que la contrajo de Sien, una prostituta a la que Vincent amó profundamente. Ha habido muchas investigaciones sobre la enfermedad que aquejaba a Van Gogh, pero en mi opinión una de las más posibles es el trastorno límite de la personalidad o borderline.
Algunos de los síntomas del borderline son la impulsividad, el cambio repentino de humor, comportamientos auto-destructivos, miedo al abandono, poca importancia de la imagen personal, conflictos con la autoridad y problemas en las relaciones. Por lo que se sabe de Van Gogh, se cree que muchos de los síntomas los padecía.
En diciembre de 1889, un año antes de morir, se vio con su amigo Gauguin, con el que tuvo un malentendido y trató de atacarlo con una navaja. Después de que Gauguin se fuera, se cortó la oreja con dicho objeto. A partir de esto escribe una carta a su madre y hermano para que estuvieran tranquilos.
“Ahora te ruego una sola cosa, que no te inquietes: porque entonces me provocarías una inquietud más.”
-Vincent Van Gogh
Después de ese incidente en 1889, se internó en el Asilo Saint-Paul de Saint-Rémy, donde estuvo por 6 meses.
“Campo de trigo con cipreses” (1889), de Vincent Van Gogh
El viento y los cielos arremolinados fueron protagonistas en los paisajes que Van Gogh pintó durante su estadía en el hospital, tal como lo podemos observar en su obra “Campo de trigo con cipreses”. El movimiento de las ramas y el trigo se hace perceptible gracias a la delicadeza de cada pincelada. Pero nunca se muestra lo suficientemente fuerte como para arrancar el árbol del piso. Así pienso que fue la vida de Van Gogh. Un ser solitario azotado por un constante viento a lo largo de su vida.
“En todo caso, tratar de mantenerse verídico es quizás un remedio para combatir la enfermedad, que no deja de inquietarme.”
-Vincent Van Gogh
Pero la soledad era solo uno de muchos factores que le impedían ser pleno, pues se cree que padecía trastornos más allá de lo físico. Por el poco conocimiento que se tenía entonces con respecto a la salud mental, diagnosticar y tratar a alguien correctamente era imposible, dejando al paciente a merced de si mismo. Saber que algo no está bien en ti y no poder hacer algo al respecto es uno de los sentimientos más dolorosos que puede experimentar el ser humano.
Leo una y otra vez las cartas, empatizando con el hombre que pensó que nadie compraría sus pinturas, escuchando todo lo que tenía que decirle al ser más cercano que tenía y me imagino ahí con él. Escuchándolo hablar. Un café con Vincent Van Gogh. A veces quisiera decirle que todo su dolor llenaría al mundo de alegría, o al menos podría dar consuelo a quién se viera reflejado en sus cuadros. Pero como no puedo hacerlo, lo escribo para ustedes.
La salud mental es algo muy importante que no debe ser tomado a la ligera. Ese vacío que Van Gogh experimentó es la realidad que muchos enfrentan día con día. Es algo que sucede, pero a diferencia de con Vincent, hoy podemos hacer algo al respecto. El legado de Van Gogh no está solamente en sus pinturas, sino también en su historia.
“El molino ya no está, pero el viento sigue.”
-Vincent Van Gogh
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Jose marin meza s
Excelente trabajo, felicidades !!!