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Un Manifiesto De Trascendencia: La Obra De Juan José Ramos

En el proceso de metamorfosis, cuando una oruga se transforma en mariposa, la creencia común es que, justamente, lo que atraviesa la oruga es eso: una profunda transformación. Pasar de la simpleza a la belleza, trascender de una forma de vida a otra. Las metáforas creadas alrededor de este proceso natural son infinitas. Las relaciones que muchos poetas, filósofos o músicos han establecido de la metamorfosis con la vida del ser humano son amplias y diversas. 

Sin embargo, un dato que arroja la ciencia sobre este proceso es que eso que atraviesa la oruga para ser mariposa podría entenderse, más bien, como una especie de muerte. Al momento de formar el capullo, el cuerpo de la oruga se desintegra y empieza a crear un nuevo cuerpo. 

“Los músculos que le permitían a la oruga caminar pequeñas distancias, se deshacen a sí mismos para ser la fuente de energía de los músculos que le permitirán a la mariposa volar kilómetros” (Cuauhtémoc Méndez para TEDxZapopan).

Cuando el pintor jaliscience Juan José Ramos perdió la vista de su ojo izquierdo, algunas imágenes recurrentes en su obra fueron calaveras y mariposas. Su hijo, Abraham Ramos, cuenta en entrevista que en sus últimos años de vida, su padre parecía atravesar un proceso de metamorfosis. Dejaba de ser una persona para convertirse en otra, luchaba contra una enfermedad degenerativa a la vez que intentaba sostener su vida en la pintura.

Nacido en Guadalajara, en 1960, Juan José Ramos fue un artista plástico que exploró muchos estilos en la pintura. Desde un hiperrealismo muy útil para subsistir hasta un expresionismo que tradujo sus emociones más profundas. 

Buscando tu mirada (2020). Autor: Juan José Ramos.

La pintura como refugio durante la infancia

Juan José fue el primero de 11 hermanos y desde pequeño mostró interés por el mundo del arte. Desde los 10 años dedicaba horas a dibujar retratos de sus amigos y familiares, o de los compañeros de clase que se sentaban a su lado en la escuela. Su primer juego de acuarelas y pinceles fue un regalo de su tía, quien había visto el talento de Juan José en sus primeros dibujos. 

“Mi papá estaba fascinado, desde luego, con sus primeros pinceles, que los cuidaba como su propia vida. Se los terminó y ahorró para seguir pintando. Hacía sus propios bastidores, compró la tela y encontró la forma en la que podía seguir desarrollándose”, comenta su hijo.

Pero la infancia de Juan José no fue como la de cualquier niño al que le gusta pintar y dibujar. Paralelo a su pasión por la pintura, tuvo que aprender a sostener y cuidar a su familia. Sufrió la pérdida de uno de sus hermanos cuando estaba recién nacido, su padre trabajaba todo el día como sastre y su madre entró en una depresión severa. Así que Juan José, siendo el hijo mayor, tuvo que hacerse cargo de sus hermanos y asumir una serie de responsabilidades como si fuera un adulto. La pintura se había vuelto un espacio de liberación, expresividad y refugio ante la presión de haber tenido que crecer tan rápido. 

Estudió la carrera de pintura en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guadalajara, al mismo tiempo estudiaba turismo y realizaba trabajos de pintura y diseño por encargo. Llevó a cabo diversas exposiciones individuales y colectivas a lo largo de su vida y recibió diferentes reconocimientos, entre los que destaca una mención honorífica del Grupo Reforma que lo llevó a exponer en París. 

De la serie “Bodegones”. Autor: Juan José Ramos.

Su obra recorre un camino de paisajes, temas relacionados a lo indígena, bodegones, arte sacro, expresionismo, entre otros estilos. Inspirado en artistas como Van Gogh y Monet, empezó siendo un apasionado acuarelista hasta que descubrió el óleo. 

“Cuando conoció el óleo simplemente decía que hasta el olor del óleo, el olor de los aceites, las texturas que podía crear, ya que era más maleable que la acuarela… se enamoró”, comenta Abraham.

Cuenta también que mucho del trabajo de su padre estaba relacionado a la necesidad de subsistir por medio de su arte. Muchas personas podrían asegurar que como la pintura o el arte son un “pasatiempo”, la mejor forma de alcanzar la estabilidad económica siendo artista es a través de una carrera que “deje dinero”, para seguir haciendo arte con mayor tranquilidad. 

Pero Juan José no estaba dispuesto a seguir este mandato y apostó por la pintura, a pesar de la presión económica. Abandonó la carrera de turismo y durante muchos años se dedicó a hacer retratos, arte sacro para iglesias, cuadros decorativos, etc. Supo equilibrar la necesidad económica con su constante curiosidad para explorar materiales y estilos, convirtiéndose en un artista que nunca dejó de reinventarse. 

Muchas de sus pinturas de arte sacro se albergan ahora en iglesias y centros religiosos de México, como la Iglesia San Enrique Emperador en Guadalajara y la Parroquia Santa Anita en Puebla. 

De la serie “Juan Pablo II”. Autor: Juan José Ramos.

El arte, la familia y la enfermedad

Abraham habla de la obra de su papá con un amor que conmueve. No deja de repetir lo mucho que le impacta (hasta el día de hoy) la sincronía del trabajo de su padre con lo que estaba sucediendo en su vida. Cuenta que era un hombre muy reservado y, muchas veces, solo a través de sus pinturas era posible intuir qué pasaba por su mente o cómo se sentía. 

A los 30 años, Juan José fue diagnosticado con diabetes. Una enfermedad con la que lidió durante 30 años más hasta su muerte. Aproximadamente en 2011, comenzó a perder la vista en su ojo izquierdo y mantuvo este padecimiento en secreto durante varios años. Fue en 2014, antes de irse a exponer en París, cuando su familia se dio cuenta de que algo estaba mal con su vista. En ese momento les confesó que estaba completamente ciego de un ojo. 

Esta es una de las etapas que más destaca Abraham en la obra de su padre, cuando empezó a convivir de manera significativa con la enfermedad. 

Cuando los efectos degenerativos comenzaron a reflejarse en su cuerpo, cuando la oscuridad ya había tomado lugar en su visión. En ese momento sus pinturas manifestaban un estado trágico y lúgubre bastante particular. Personajes entristecidos, lamentos, expresiones de melancolía, dolor, ira… y una profunda sensación de pérdida. 

Sin título (2020). Autor: Juan José Ramos.

Durante un año se dedicó a pintar con tonos más oscuros y formas abstractas, con elementos figurativos, rostros y animales, matices y texturas que nunca antes había probado. Abraham asegura que la pérdida de visión afectó, incluso, en los colores que normalmente utilizaba. El ojo con el que aún podía ver claramente compensó la pérdida del otro, pero los colores parecían opacarse. Pensaba que era el mismo azul de siempre, pero no. La textura se volvió más pastosa y la técnica más depurada, los detalles se hacían cada vez más importantes y comenzó a incluir en sus pinturas elementos muy pequeños. 

Otro aspecto que caracteriza esta etapa de su carrera son los títulos de sus obras, que solían ser largos y contener mensajes relacionados a la condición humana enfrentada a la adversidad. Tal es el ejemplo de su cuadro Querer desaparecer y no morir en el intento que retrata a una mujer muy delgada con expresión de indiferencia, casi a punto de desaparecer y rodeada de calaveras. 

Querer desaparecer y no morir en el intento, óleo sobre tela (2018). Autor: Juan José Ramos.

Sobre esta etapa de su obra y de su vida, Abraham comenta:

“Él terminó perfeccionando ese estilo y ese tipo de obra que era muy de su inconsciente. Es impresionante que sus obras traían una sincronicidad con lo que estaba pasando dentro de su enfermedad. Vemos en los títulos los mensajes que tenían mucho simbolismo, te hablaba de ese inconsciente que lo hacía consciente plasmándolo en su obra.”

Pero aún en la oscuridad siempre hay oportunidad de encontrar una rendija de luz. En sus últimos años de vida, Juan José Ramos se dedicó a pintar únicamente lo que quería. Su hijo cuenta que entró en un proceso de aceptación y este se manifestaba claramente en su trabajo. Empezó a desarrollar elementos más vivos en sus pinturas, un expresionismo que ahondaba en las complejidades de aceptar la adversidad. Personajes que revelan aquello que está por fuera y al mismo tiempo lo que son por dentro, rostros en reconstrucción o tapando uno de sus ojos, la combinación de elementos como calaveras y mariposas para reflejar una idea de trascendencia, tal vez. 

Lo que ves y no ves, óleo sobre tela. Autor: Juan José Ramos.

La figura del ojo tomó relevancia en sus pinturas de este periodo, incluso en su firma. Si tapaba uno de los ojos en algún rostro, el otro resultaba ser muy colorido y con expresiones vivas. Abraham cuenta que para él era muy intrigante la idea de que el ojo que su papá siempre tapaba era el ojo sano y el que dejaba a la vista era el izquierdo, ese en el que no podía ver. 

“El ojo izquierdo, espiritualmente, es el ojo que ve hacia adentro. Entonces es como que él daba una idea de, podemos llamarle, el tercer ojo. Por ahí del 2017-2018 él empieza a agregar ese elemento. Todo hablaba del proceso de aceptación y de que todo el mundo pasa por eso. Todos vamos a perder algo o perdimos a alguien en nuestra vida, incluso nosotros nos vamos a ir de este mundo. ¿Cómo lo aceptas después, aunque te quedes fragmentado? Pues tienes que seguir adelante.”

Al profundizar en el expresionismo figurativo, Juan José comenzó a pintar muchos elementos relacionados con la muerte y la vida, como por ejemplo: las mariposas. Abraham menciona que para su padre este animal tomó mucho significado al final de su vida.

“Se dice que la mariposa cuando se convierte en mariposa no sabe que antes fue oruga, y la oruga cree que murió antes de convertirse en mariposa. Entonces estamos hablando de que, en teoría, la oruga y la mariposa son dos personas distintas probablemente, dos elementos o dos animales diferentes.” 

Reconstruyendo la vida, óleo sobre tela (2017). Autor: Juan José Ramos.

Un artista que prepara su despedida

El 19 de septiembre de 2020, Juan José Ramos falleció a causa de COVID-19, virus que contrajo por su vulnerabilidad al haber tenido diabetes. Una semana antes de su muerte, uno de sus cuadros, llamado Ciclos, debía llegar a una exposición colectiva en Europa y no había podido mandarla. Estando enfermo y en cama, Juan José insistía en que la obra tenía que llegar y que si él mismo tenía que llevarla, lo haría. Con ayuda de su familia, hizo todo para que el cuadro llegara a su destino. La obra llegó a Europa exactamente el día después de su muerte.

Para Abraham, este suceso tiene un significado casi mágico. El cuadro retrata a una mujer con alas de mariposa que en una parte de su vestido tiene unas calaveras, un pendiente de un capullo y una mariposa saliendo del mismo. 

Ciclos, óleo sobre tela (2020). Autor: Juan José Ramos.

“Nadie conocía esa obra completa, además cuando llega vemos que se llama “Ciclos” y que precisamente era un ciclo de vida que él acaba de terminar un día antes. Entonces, híjole, nos dejó impactados. Cada que platico de eso se me pone la piel chinita. El último año se dedicó a pintar lo que le gustaba, pues se traducía en lo que estaba pasando en su proceso de despedida.”

Abraham define la obra artística de su padre como una obra muy humana, consciente e incluso espiritual. Un constante proceso de reinvención, tanto interna como externa. Una traducción de la vida misma y lo que está más allá de ella. ¿Qué nos espera después de la pérdida? ¿Qué encontraremos al atravesar el umbral del dolor, de la tristeza, de la muerte de las cosas? 

Juan José Ramos fue un pintor poco conocido con una obra artística profunda, diversa y llena de matices. En sus pinturas encontramos una suerte de manifiesto sobre la trascendencia, la transformación de las cosas y la búsqueda de la belleza aún en el paisaje más oscuro. Como escribió Viktor Frankl en el libro favorito de Juan José, El hombre en busca de sentido:

“El amor trasciende la persona física del ser amado y encuentra su significado más profundo en su propio espíritu, en su yo íntimo.”

La obra de este pintor nos invita a mirar hacia adentro, a empatizar con el afuera pero también con nosotros mismos. Abrazarnos en medio del caos, mirar la esencia de las cosas más allá de la vida y el amor que está presente en todas partes a pesar de la guerra, la crisis, la enfermedad. Una confesión desde su intimidad en la que muchas personas nos podemos reconocer, un homenaje a la trascendencia y a esos momentos de renacimiento que todo ser humano atraviesa en algún momento de su vida. 


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