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El Eterno Feminismo En La Obra De Rosario Castellanos

“Me siento comprometida con una realidad con la cual no estoy conforme y con la cual quiero colaborar para que de alguna manera cambie”.
Rosario Castellanos

Rosario Castellanos es considerada una figura importante del feminismo latinoamericano. Tanto sus ensayos como su obra literaria abordan este tema, lo que la posiciona como una de las pioneras del feminismo en México. Su vida, su filosofía y su obra son el claro reflejo de una mujer que vivió para luchar contra las injusticias de una cultura patriarcal que ve siempre por debajo a la mujer.

Rosario Castellanos nació el 25 de mayo de 1925 en la Ciudad de México. Sin embargo, antes de cumplir el primer año de edad, su familia se mudó a Comitán, Chiapas. A los siete años, Castellanos sufriría la pérdida de su hermano menor a causa de apendicitis, y en 1948 a la temprana edad de 23 años perdería a sus dos padres, quedando huérfana y con medios financieros limitados.

La muerte y el entorno de desigualdad que se vivía debido al Porfiriato y que Rosario experimentó principalmente en Chiapas, fueron aspectos que marcaron profundamente la vida de Castellanos, mismos que se verían reflejados más adelante en su obra. 

En Comitán realizó sus estudios hasta la secundaria, y fue justo en esta etapa de su vida cuando comenzó a incursionar en el mundo de la poesía. A la edad de 15 años empezó a ser reconocida como poeta tras publicar sus primeros poemas en un diario de Tuxtla Gutiérrez y a los 16 años regresó a la capital.

Ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y en 1950, tres años antes de que, gracias a la lucha feminista, se reconociera el derecho de la mujer al voto, una joven y rebelde Rosario Castellanos obtuvo su título de maestría en Filosofía con un trabajo titulado “Sobre cultura femenina”. El texto en cuestión reflexiona sobre el lugar que ocupan las aportaciones de la mujer en la cultura y se pregunta por qué las mujeres históricamente han tenido un lugar marginal en el ámbito cultural, y dice:

“Si planeo un trabajo que para mí es el colmo de la ambición y lo someto a juicio de un hombre, éste lo califica como una actividad sin importancia.
Desde su punto de vista yo soy inferior”.


[…]
“El tema a discutir es que mi inferioridad me cierra una puerta y otra y otra que ellos holgadamente atraviesan para desembocar en un mundo luminoso, sereno, altísimo, que yo ni siquiera sospecho y del cual lo único que sé es que es indudablemente mejor que el que yo habito”.

Es importante decir que a partir de esta tesis, nacieron ideas para comenzar a escribir ensayos sobre cultura femenina, mismos que años después fueron publicados en su libro en Mujer que sabe latín (1973). Rosario. con el tiempo, comenzó a analizar el trabajo de mujeres que alzaban su voz en pro de sus derechos, mujeres tales como Simone de Beauvoir y como la monja del Siglo de Oro que escribiría dentro de un convento “Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón”.

Sor Juana como estandarte en la obra de Rosario Castellanos


Sor Juana Inés de la Cruz dejó profundas huellas en la obra literaria de Rosario Castellanos. Rosario encontró en Sor Juana una especie de voz paralela. Sor Juana: también mujer, también mexicana, también dramaturga, y también poeta; sirvió como reflejo para Castellanos para explorar la condición de la mujer actual, y analizar los valores tradicionales que han regido la condición de la mujer a través de los tiempos.


La admiración de la poeta por la antigua monja jerónima era tanta, que Castellanos la tomó como un personaje en su única obra teatral El eterno femenino. Y no sólo a Sor Juana, sino a otros personajes míticos femeninos de la cultura mexicana como La Malinche y Carlota, misma a la que Rosario reivindicó y defendió contra sus críticos.

Durante la obra, que podría verse como “teatro ensayístico crítico”, se desprende una clara conciencia del problema que significa la doble condición de ser mujer y ser mexicana. Se cuestiona también la identidad femenina en una cultura manchada por la misoginia. Además, coincide con Simone De Beauvoir en que el estudio de los mitos en una cultura es una vía para decodificar las actitudes sociales ante las mujeres.

Revista #2 - Artículo 1 - El eterno femenino revisitado por ...

Ilustración de personajes míticos femeninos que aparecen en “El eterno femenino” de Rosario Castellanos

Por otro lado, en el cuento Lección de cocina, la protagonista es una recién casada que después de haber fracasado en su intento de cocinar por primera vez, se debate entre ser quién es o imitar una imagen falsa de sí misma. Ante esa disyuntiva, la joven recuerda a Sor Juana diciendo:

“No es que yo sea una ‘rara avis’. De mí se puede decir lo que Pfandl dijo de Sor Juana: que pertenezco a la clase de neuróticos cavilosos. El diagnóstico es muy fácil, ¿pero qué consecuencias acarrearía asumirlo?”


Y así, con esa premisa, Rosario Castellanos pone sobre la mesa una de las mayores protestas de las mujeres: ¡Además de nuestro derecho a saber, tenemos derecho a nuestra libertad de ser!

La liberación de la conciencia a través del conocimiento

En 1963, Rosario publicó un artículo en el periódico Excélsior llamado “Feminismo a la mexicana”. En él, la autora discute la posición inferior que ocupa la mujer en la sociedad mexicana, las diferencias establecidas entre hombres y mujeres, y cuestiona el poco desarrollo del feminismo en México. Así, Castellanos se convirtió en una de las primeras plumas que abordó el tema del feminismo con conocimiento de causa en la prensa mexicana.

Castellanos adoptó algunas propuestas del “nuevo feminismo” para incorporarlas a su diagnóstico de la situación de las mujeres. Las jóvenes que luchaban (y siguen luchando hasta nuestros días), no se conformaban con tener los mismos derechos ciudadanos que los hombres, sino que exigían poner fin a la jerarquía masculina y ansiaban convertirse en sujetos autónomos, capaces de decidir sobre todos los aspectos de su vida, de disfrutar su cuerpo y determinar su maternidad. No suena nada alejado a las cosas por las que seguimos peleando ahora, ¿verdad?

Años después, en 1971, inspirada por lo que sucedía con el feminismo estadounidense y armada con las herramientas del existencialismo de Simone de Beauvoir, Castellanos preparó el discurso “La abnegación, una virtud loca”, que pronunció ante el presidente de la república, Luis Echeverría Álvarez. Sin miedo y con toda la fuerza que caracterizaba a la poeta, declaró lo siguiente:

No es equitativo, y por lo tanto tampoco es legítimo que uno tenga la oportunidad de formarse intelectualmente y que al otro no le quede más alternativa que la de permanecer sumido en la ignorancia […] que uno encuentre en el trabajo no sólo una fuente de riqueza sino también la alegría de sentirse útil […] que uno tenga toda la libertad de movimiento mientras el otro está reducido a la pasarela […] que uno sea dueño de su cuerpo y disponga de él como se le de la real gana, mientras que el otro se reserva su cuerpo, no para sus propios fines, sino para que en él se cumplan procesos ajenos a su voluntad…”

La denuncia se extendía a lo largo de muchas páginas. El que Castellanos condenara las injusticias que atacaban a las mujeres mexicanas de esta manera, fue trascendente. Si antes ya era considerada una gran escritora, maestra y catedrática, esto la terminó catapultar a la cima.

El eterno femenino | Revista Contratiempo

Obras en dónde Rosario Castellanos aborda claramente el feminismo

Su periodo de creación literaria fue de aproximadamente 26 años, de 1948 hasta su trágica muerte en Tel Aviv Israel en 1974. Dedicó su vida a crear una obra que la expresara de cuerpo entero y que fuera un registro del mundo en el que le tocó vivir. El tema de lo femenino su eje fundamental.

Entre ensayos, poemas y novelas, se puede decir que la obra de Rosario fue muy prolífica. Sin embargo, las obras en las que borda el tema de la identidad de la mujer mexicana como oprimida y abnegada son Mujer que sabe latín (1973) y El uso de la palabra (1974).

Como poeta escribió entre otros volúmenes Trayectoria del polvo y Lívida luz, en los que reveló sus preocupaciones derivadas de la condición femenina en la sociedad.

La escritura representó para ella un medio para luchar por una sociedad justa, libre de prejuicios y dogmas, con rumbo a una transformación social y cultural, pero al mismo tiempo, su arte fue una forma de plasmar sus pensamientos y sentimiento más personales en torno a las cuestiones de ser mujer, ser mexicana y vivir en soledad.

Te dejo uno de mis poemas favoritos, de la gran maestra Rosario Castellanos:

Porque éramos amigos y, a ratos, nos amábamos;
quizá para añadir otro interés
a los muchos que ya nos obligaban
decidimos jugar juegos de inteligencia.

Pusimos un tablero enfrente de nosotros:
equitativo en piezas, en valores,
en posibilidad de movimientos.

Aprendimos las reglas, les juramos respeto
y empezó la partida.

Henos aquí hace un siglo, sentados, meditando
Encarnizadamente
cómo dar el zarpazo último que aniquile
de modo inapelable y, para siempre, al otro.

(Poema “Ajedrez” de Rosario Castellanos)


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