Recuerdos de Beirut, Hiroshima y Nagasaki

Después del infierno

El pasado 4 de agosto la ciudad de Beirut en Líbano fue sacudida por una gran explosión que dejó más de cien muertos y miles de personas heridas. Hay varias especulaciones al respecto, pero la versión oficial dice que en el puerto había un depósito en el que estuvieron almacenadas por seis años 2,750 toneladas de nitrato de amonio, compuesto que se utiliza para fertilizar y para la creación de explosivos.

Como con cualquier compuesto químico, se tienen que cumplir ciertos factores de seguridad antes de ser almacenados para evitar que sucedan accidentes. Factores como la humedad, la temperatura o la fricción son determinantes porque pueden provocar la combustión espontánea del compuesto.

Hubo varias advertencias sobre lo que podría provocar la falta de mantenimiento del nitrato almacenado, pero fueron ignoradas.

La explosión fue tan grande que dejó un cráter de 140 metros en el lugar donde se encontraba el almacén, llevándose todo lo que estaba alrededor. La onda expansiva rompió las ventanas de la terminal de pasajeros del Aeropuerto internacional de Beirut a nueve kilómetros de distancia y se alcanzó a escuchar en Chipre, a 200 kilómetros cruzando el mar mediterráneo. Lo que dejó a muchas personas heladas fue ver una nube con forma de hongo, parecida a lo que queda después de la detonación de una bomba atómica. Vídeos circulaban en internet de cómo las personas se protegían a ellos y a sus seres queridos sin saber realmente lo que estaba pasando.

Todo esto pasó unos días antes de que se cumplieran 75 años de los bombardeos en Hiroshima y Nagasaki. El mundo jamás olvidará como los Estados Unidos de América, en respuesta al bombardeo del puerto de Pearl Harbor, soltaron dos bombas atómicas en las ciudades japonesas para terminar definitivamente la Segunda Guerra Mundial. Se calcula que hubo más de 200 mil muertos entre las dos ciudades, algunos al instante y otros por la radiación. Resumir en un par de oraciones lo que pasó en Hiroshima y Nagasaki no es suficiente para describir la magnitud de ese evento, realmente no creo que haya manera de hacerlo, pero sí es necesario hablar al respecto.

La memoria de este evento debe ser un recordatorio de lo dañino que puede ser el ser humano contra sí mismo.

“Bombardeo atómico de Nagasaki” (1945) fotografía de: Charles Levy.

El Arte Nuclear

Poco tiempo después de los acontecimientos en Hiroshima y Nagasaki, la gente comenzó a documentar sus experiencias. Tal fue el caso de Maruki Iri y Maruki Toshi, una pareja de esposos que mostró en enormes pinturas las secuelas que dejaron detrás las dos bombas atómicas. En su obra “Paneles de Hiroshima” (1950-1982) muestran el sufrimiento de las personas que vieron con sus propios ojos el bombardeo y que, como a muchos otros que plasmaron esas imágenes en arte, les fue imposible olvidarlas.

Las pinturas expresan dolor y empatía a las víctimas, profundizando en lo oscuro y cruel de las escenas sin perder lo estético.

El proceso artístico de la pareja se vio envuelto en dolor al cuestionarse la longevidad de las personas que dibujaban. La crítica de la guerra se transformó en una experiencia existencial en las manos de dos artistas que pasaban horas pintando miles de personas, sabiendo que retratar a las 140 mil víctimas era una labor imposible.

“Una bomba atómica en un instante causó la muerte de más personas que las que alguna vez podríamos retratar.”
-Maruki Iri, Maruki Toshi

“II Fuego” (1950) Maruki Iri, Maruki Toshi,

“Algunos yacen inconscientes, atravesados por vigas caídas. Otros, recuperando sus sentidos, trataron de liberarse, solo para ser envueltos en el resplandor carmesí.”


“VIII Ayuda” (1955) Maruki Iri, Maruki Toshi.

“Gente del campo vino a buscar a sus familiares y los sacaron de la ciudad. Muchos murieron en el camino.”


“XII Lamparas flotantes” (1968) Maruki Iri, Maruki Tosh.

“El 6 de agosto, los siete ríos de Hiroshima se llenaron con lamparas flotantes, con inscripciones de los nombres de padres, madres, hermanas.”

En varios lugares del mundo se inició una corriente artística que cuestionaba los peligros de la era nuclear. En 1951, el pintor Enrico Baj fundó un movimiento llamado Arte Nuclear, con la intención de advertir sobre las consecuencias del mal uso de las capacidades nucleares. La nube nuclear fue una de las inspiraciones para sus pinturas.

“Composición nuclear” (1951) Movimiento nuclear, obtenida de: Post War Hausderkunst

Otro ejemplo de la influencia de las bombas atómicas en el arte es el de Andy Warhol. Por una extraña coincidencia, Andy compartía cumpleaños con el inicio de la era nuclear y la posibilidad de un Apocalipsis atómico. En su carrera hizo referencia directa a las armas nucleares en muchas ocasiones. En la obra “Bomba Atómica” (1965) mostraba más de treinta imágenes de una detonación de prueba. También su obra “32 latas de sopa Campbell” tenía un trasfondo existencial que remontaba a un Apocalipsis posterior a la Guerra Fría. Todo meticulosamente trabajado a la manera de Warhol.

Andy Warhol - Atomic Bomb - Contemporary Art

“Atomic Bomb” (1965) de Andy Warhol.

Los estragos que dejan las grandes explosiones son capaces de moldear a toda una generación. Lo sucedido en Beirut es otra advertencia de lo que la manipulación de compuestos para la creación de armamento es capaz de provocar. Accidente tras accidente, bombardeo tras bombardeo, el humano de una u otra manera arrasa con todo en su camino.

Por eso el arte, producto de estos eventos, busca confrontar nuestra humanidad contrastándola con el resultado de la búsqueda de poder, que parece dejar siempre daños colaterales.

Beirut se levantará como Hiroshima y Nagasaki lo hicieron, y solo nos queda esperar que en algún momento la empatía sea más grande para que estos eventos no se repitan.


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