
Paz En Verbo Presente: Reflexionemos En Conjunto
Hoy la propuesta es ir adentro, profundo, decidir y convertirnos en conflicto o ser paz.
En el año 2019, Emmanuel Macron, presidente de Francia declaró que la OTAN, la Organización del Tratado del Atlántico Norte, sufría de Muerte Cerebral.
Con falta de motivo, había falta de orden, y el liderazgo era nulo. Ese mismo año era el aniversario número 70 de su fundación.
El inicio y el final del conflicto
1948. Francia, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo y el Reino Unido firman el Tratado de Bruselas, cerraban una alianza meramente militar, para protegerse de las claras intenciones expansionistas de la Unión Soviética y el comunismo como forma de gobierno. Pero parecía no ser suficiente, volteaban a ver a Estados Unidos, era el fuerte, junto con Canadá. A éstos, se habrían de sumar Dinamarca e Islandia, Italia, Noruega y Portugal. Todos unidos contra el posible ataque, del entonces considerado enemigo.
4 de abril de 1949. Se firma el Tratado de Washington, las bases quedan sentadas y la existencia desde entonces de la OTAN para cubrirse las espaldas unos a otros en caso de invasiones soviéticas.
La 2a Guerra Mundial había terminado, pero la enemistad, convertida en obsesión, entre EU y la Unión Soviética, comenzaba.
¿Por qué nos duele la guerra? ¿Por qué prácticamente todos los países del mundo en este febrero del 2022 se levantan en una sola voz que dice “alto”? ¿A dónde vas Rusia? ¿Qué estás haciendo Vladimir Putin? ¿Realmente representas tú, con la fuerza por delante y el ego desbocado lo que la gente, tu gente, quiere? ¿Dónde estás parado Biden y qué tan listos están los aliados para lograr la paz o quieren demostrar “quién manda en Europa, y en el mundo”? ¿Es esto lo que nos va a hacer bien a la humanidad?
La OTAN hace poco más de 4 años, parecía no tener más un sentido claro de existencia. La Unión Soviética no existía más, La guerra fría había terminado, y aun cuando el número de países aliados creció a 30, incorporándose algunos que jamás lo hubiéramos pensado, no había, aparentemente, ninguna chispa que iniciara un incendio, ni nadie que así lo quisiera.
Y es que desde 1991 lo impensable sucedió: la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (la URSS) se disolvió. Ucrania era el territorio más poblado en ese momento, y lograba su independencia, junto con las 14 repúblicas que constituyeron a la Unión Soviética. El gigante rojo cayó.

Ilustración sobre la disolución de la Unión Soviética.
¿Qué estaba haciendo Vladimir Putin en ese año? ¿Cómo vivió ese desenlace? ¿Será posible que una herida personal pueda mover a todo un país a la guerra? ¿Que un resentimiento convertido en rencor y venganza sea el punto ciego para no proponer la paz?
Los antecedentes de Putin
Vladimir Putin, era un agente de la KGB, cuando la URSS se desmoronaba, de manera personal e íntima vivió ese proceso como un fracaso total. Como una vergüenza. En sus venas corría la idea de la grandeza soviética, de la gran potencia, de los que podían solos contra todos los demás, ¿les suena conocido? Los hechos decían que no, que la URSS ya no podía más, pero para Putin, era un sí, que no se había logrado por sus malos dirigentes.
Jamás se alejó del servicio a su país, exigente, firme dedicado, rozaba las cúpulas del gobierno, de cuna humilde, el estudio fue su camino y la auto-exigencia, se graduó, con honores, de la carrera de Derecho en la Universidad Estatal de Leningrado, y para 1998, apenas siete años después de la disolución de la URSS el era el director del Servicio Federal de Seguridad (es decir, sucesor del KGB), cargo que ocupó simultáneamente con el de secretario del Consejo de Seguridad Nacional. Se convirtió en uno de los políticos más populares de su país después de ser quien encabezara la Segunda Guerra Chechena en 1999, y para cuando Yeltsin anunció su dimisión el 31 de diciembre de ese mismo año, Putin se convirtió en presidente interino. Así lo marcaba la constitución rusa.

Putin en su etapa de espía en la KGB.
Sin embargo, ganó, con todas las de la ley, su lugar como presidente en las elecciones del 2000 con el 52,94 % de los votos. Con él a la cabeza creció la economía rusa, con un incremento del 72 % en el PIBy una sustancial disminución de la pobreza. Se volvió cada vez más popular y fue reelegido en las elecciones de marzo de 2004 con el 71,31% de los votos. En 2008, al no poder presentarse a un tercer mandato por no estar permitido en la Constitución Rusa, Putin impulsó la candidatura del entonces viceprimer ministro Dmitri Medvédev en las presidenciales de 2008, el cual ganó las elecciones.
Putin se convirtió entonces en primer ministro. Es decir, seguía en el poder y en los comicios de marzo de 2012 fue elegido nuevamente presidente (63,60 % de los votos), aunque ya hubo acusaciones de fraude por parte de la oposición. Y seis años después fue reelegido con un 76,69 % de los votos en los comicios presidenciales de 2018. Es decir ha estado de diferentes maneras dirigiendo a Rusia, por más de 18 años.
Así que tres décadas después, el escenario y el pretexto parecen estar puestos sobre la mesa para desplegar su poderío, para recordarle al mundo “quién es Rusia”, cuál es su fuerza y potencia.
Desde el 2014 comenzó sus invasiones cautelosas, pero rotundas al territorio Ucraniano: Crimea, el Danbás y … las sanciones económicas no se hicieron esperar, pero al igual que ahora no le han hecho daño, Porque brillante, abrió sus exportaciones a nuevos países, hizo alianzas con China por ejemplo, levantó una política económica de ahorro total: acumuló reservas del petróleo y el gas por mas de 630millones de dólares, equivalente a 17 meses de sus exportaciones, además cuenta con 132millones en oro, lo que lo coloca como el 4o mayor tenedor desde preciado metal del mundo, su deuda pública es del 13% respecto al PIB, una de las cifras más bajas existentes en todo el mundo.
Hace poco asistí a un taller con Ray Johnston, desde su visión de sanador universal, nos demostraba con hechos históricos y de comportamiento humano, como los hombres y mujeres de esta era, nos comportábamos como niños: Berrinchudos y unicéntricos, nos colocamos como soberanos del patio de la escuela y el recreo, destruimos las plantas, maltratamos a los animales, hicimos “grupitos” de los malos y los buenos.
Después del vergonzoso, pero realista espejo, nos explicó que lo que actualmente estamos viviendo, es decir, la crisis evidente que experimentamos como humanidad, es en realidad el desenvolvimiento de un gran ritual de paso: ¿a dónde? a la adultez, del caos, viene el cambio, un pequeño escalón subido, por haber sumado a nuestras formas, la conciencia. Es decir, el cambio como humanidad, nuestra evolución y crecimiento eran imposibles de frenar, por eso algunos se aventuraron como en una primera adolescencia, a salirse del sistema, a mirar el patio de la escuela y las consecuencias de lo hecho y decir “oigan esto no está bien”, “Yo así no juego”, primeros hombres y mujeres, en dar pasos al frente y proponer formas distintas: tu eres yo y yo soy tu, como es adentro es afuera, silencio versus violencia, retorno a la madre tierra, estudio de lo antiguo-sabio, respeto a todos los seres, cuidado del medio ambiente, equidad para las mujeres, amor por las diferencias.
Por eso nos duele distinto esta guerra, porque es un retroceso a la evolución que tanto nos ha costado, es una sin-conciencia. Es la muerte de muchos por las heridas personales -no sanadas- de unos pocos. Surcos de ego que se adueñan de la razón, sombras crecidas de absurdos resentimientos, hambre de poder, demostración de falsa grandeza. Putin y la invasión a Ucrania es el espejo de lo que ya no queremos en nuestra vida. Es consecuencia de lo que hemos sido, inmaduros, egoístas, niños ambiciosos, pero es fruto que ya no queremos cosechar.
Por eso se llenan las calles, los portones de las embajadas y las redes sociales de voces pintadas de amarillo y azul.
¿Cuáles son los intereses detrás de los intereses? Economía, territorio, poder, gas, recursos naturales que son tesoro valiosísimos que hay que explotar, y mucho más.
Reflexionemos en conjunto
Quizás, nosotros, como humanos comunes, que no trabajamos en el Kremlin, ni en las oficinas de la OTAN en Bruselas, ni acompañamos a Biden en Washington, nunca los sabremos: esos ríos ocultos tras las decisiones para comenzar una guerra: y matar para obtener y destruir para imponer.
Lo que el mundo hoy comprende es que ahí, no hay conciencia. Y lo paradójico y hermoso al mismo tiempo, es que poder mirarlo, ya es en sí mismo un acto de conciencia, de nosotros, de todos los demás; sí de líderes y de activistas, pero también de jóvenes y ciudadanos del mundo porque Sí hemos evolucionado como seres humanos, sí hay más luz que oscuridad, y ese debe ser nuestro destino, y no la extinción. Si decidimos construir, habitar en conciencia las decisiones individuales y de ahí a lo colectivo.
Ucrania está a 10,772 kilómetros de distancia de México, y nos duele y nos sumamos a su gente, y a los rusos que se sienten tan atrapados tanto como los ucranianos, los que no se identifican con la guerra y tienen miedo. Los dos bandos, necesitan luz. Y nuestro país también: La denuncia no es suficiente, pero el silencio tampoco: Hay guerra allá y también aquí, periodistas asesinados por decir la verdad, mujeres tan sólo por serlo, narcos que se adueñan de velorios y matan sin pudor. No nos acostumbremos a la violencia, no dejemos que invada nuestras capas profundas de conciencia y que el miedo sea el motor. Visualizarnos distintos es crear esa posibilidad, elevar nuestra energía con creatividad activa levanta capelos de luz y protección. No es ilusión ridícula, es fe comprobada en la humanidad.
Hace unos días Deepak Chopra lanzó una propuesta a los líderes del mundo para ayudarles a negociar en este umbral, a encontrar una comunicación desde la conciencia y evitar el desastre que la violencia provoca. No tuvo respuesta, y seguramente lo sabía, pero no ha dejado de publicar cómo se resuelven los conflictos. Todos, los de ellos en esas cúpulas del poder, como los nuestros en casa, en la oficina y el trabajo tienen los mismos componentes y las mismas posibilidades de enredo o solución. De extender el dolor o acortar las distancias y permitir el entendimiento. Si ellos no escuchan, hagámoslo nosotros, en lo íntimo, en nuestras relaciones, comencemos por sembrar esa semilla de adultez y de amor:
Me pongo en tus zapatos.
Siempre hay dos historias
Me refiero a ti desde el respeto
Hago lo correcto.
Escucho mi voz más alta
No busco tener la razón a toda costa
Uso mis dones y talentos para servir a los demás
Acepto y pido ayuda.
Creo en mi, en ti, en la humanidad
Me alejo de los ambientes tóxicos, con ese amor y ese respeto,
me construyo círculos y comunidades, equipos que me sostienen.
Navego en el caos, no lo provoco, ni lo busco
Es tiempo, es tiempo, ya es el tiempo
No permitamos que nuestros resentimientos se conviertan en odio, no hagamos la guerra en nuestros espacios; limpiar nuestras heridas personales y eliminar nuestros surcos añejos, creando nuevos flujos de vida, es habitar al adulto que sí somos. La historia nos ha enseñado una y otra vez lo que no funciona, desde aquí mi llamado a Putin, mi rezo por Ucrania, mi energía vital por México y mi conciencia para ti.
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