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Max Ernst: Para Entender Su Pintura

Conmemoremos a uno de los artistas más provocadores de la historia del arte.

Max Ernst nació en Alemania el 2 de abril de 1891, fue un artista impactante e innovador que extraía su inconsciente en busca de imágenes de ensueño que se burlaban de las convenciones sociales. Soldado en la Primera Guerra Mundial, Ernst emergió profundamente traumatizado y se volvió muy crítico con la cultura occidental. Estos sentimientos de rebeldía alimentaron directamente su visión del mundo moderno y lo llegó a ver como irracional, idea que se convirtió en la base de su obra de arte.

La visión artística de Ernst, junto con su humor y entusiasmo, se manifiesta con fuerza en sus obras dadá y surrealistas; movimientos de los que fue pionero. Pasó la mayor parte de su vida en Francia, y fue aquí mismo que durante la Segunda Guerra Mundial lo categorizaron como un “extranjero enemigo”; misma etiqueta que Estados Unidos le pondría cuando llegó como refugiado a este país.

Su trabajo con el inconsciente, sus comentarios sociales y su amplia experimentación en materia y técnica siguen siendo influyentes en la teoría e historia del arte.

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Pero, ¿qué más aparte del contexto social de Max Ernst necesitamos para poder apreciar su pintura? A continuación te enumeramos algunas de las consideraciones a tener para poder disfrutar al máximo a este artista:

1. Max Ernst atacó las convenciones y tradiciones del arte con un conocimiento profundo de la historia. Cuestionó la santidad de la pintura al crear obras no representativas sin narraciones claras, hizo blasfemos algunos iconos religiosos y formuló nuevos medios para crear obras de arte.

2. Ernst estaba profundamente interesado en el arte que realizaban los enfermos mentales como un medio para acceder a la emoción primaria y la creatividad sin restricciones.

3. Max fue uno de los primeros artistas en aplicar las teorías de los sueños de Sigmund Freud para investigar su profunda psique a fin de explorar la fuente de su propia creatividad. También, aprovechaba el inconsciente universal con sus imágenes de sueño comunes.

4. Interesado en localizar el origen de su propia creatividad, Ernst intentó pintar libremente desde su psique interior en un intento por alcanzar un estado de ser preverbal. Al hacerlo, desató sus emociones primarias y reveló sus traumas personales, que luego se convirtieron en el tema de sus collages y pinturas.

5. El deseo de pintar desde el inconsciente, también conocido como pintura automática, fue central en sus obras surrealistas y luego influiría en los expresionistas abstractos.

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¡Pongamos en práctica este conocimiento! Te presentamos 3 de las obras más importantes de Max Ernst con un breve análisis de cada una:

  1. “Celebes”, 1921

    La pintura de Ernst demuestra su deuda con la teoría del sueño freudiana, ya que encontramos en ella extrañas yuxtaposiciones de objetos dispares. A pesar de esta disparidad, de tener a una mujer sin cabeza/desnuda y las piezas de maquinaria que toman la forma de un elefante, la pintura se mantiene como una composición terminada. El trabajo de Ernst provocó incomodidad en el público de principios del siglo XX, debido a su representación “irrelevante e irreverente” de la forma humana (el desnudo sin cabeza) que se venera en la creación artística (ya que las personas deberían de estar hechas a imagen de Dios).
    A través de este trabajo, Ernst cuestiona cuál es el mundo “real”, el de la noche y los sueños, o el del estado de vigilia.

Celebes, 1921.

2. “La Virgen María castigando al niño Jesús delante de tres testigos”, 1926

A pesar de su largo nombre, este provocativo cuadro bien podría llamarse: “Blasfemia surrealista elevada a arte”.  Aparecen dos figuras clave de la iconografía católica, la Virgen María y el Niño Jesús. Ambos son retratados por Ernst en un momento bastante incómodo, pues aseguro que pocos de nosotros nos habíamos imaginado cómo sería una escena en la que María castigara a Jesús. Ernst nos mete en esta “divertida” situación como principales espectadores. Los tres testigos que se asoman detrás de la ventana son André Breton, líder surrealista, Paul Éluard, poeta del movimiento y el propio Max Ernst autorretratado, que observan la escena por una ventana. ¿Cuántos manotazos creen que la Virgen María le haya soltado al Niño Jesús hasta ese punto considerando lo rojas que se ven sus nalgas?

La Virgen María castigando al niño Jesús delante de tres testigos, 1926

3. “Gala Elúard”, 1924

Gala fue la musa de los surrealistas y el pintor Max Ernst la retrató a la perfección sólo mostrando sus ojos. Estuvo casada con el poeta surrealista Paul Éluard y junto a Ernst crearon un extraño triángulo de amor, viviendo los tres durante un par de años en una relación amorosa formada por la musa, el poeta y el pintor. Este retrato pertenece a esa época, los felices años 20, cuando las guerras Mundiales eran cosa del pasado (y del futuro) y el presente era poéticamente surrealista.

Los ojos, como sabemos por muchas otras obras, son casi un fetiche para los surrealistas, un reflejo del interior, y los intensos ojos de Gala son un magnífico reflejo de su intensa personalidad.

En la obra (tomada de una fotografía) la frente de Gala se enrolla como un pergamino y nos deja ver sus pensamientos, o quizás sus sueños, en lo que parece un paisaje de nubes con tres objetos redondos (monedas, planetas…).

Dato curioso: En 1932, Gala conocería al que sería su siguiente marido, Salvador Dalí, y ahí trascendió la categoría de musa para pasar a ser algo casi divino. Dalí retrataría esos ojos en infinidad de ocasiones más.

Gala Elúard, 1924

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