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El Último Adiós De Virginia Woolf

“La vida es un sueño, el despertar es lo que nos mata”.
– Virginia Woolf

Podría parecer una práctica insensible considerar una nota de suicidio como una obra literaria, aun si la autora de dicha nota es una escritora tan famosa como Virginia Woolf. Sin embargo, la muerte es uno de los temas más tocados y explorados en la literatura y hablar sobre ella, me ha ayudado a intentar comprenderla.

Existen extraordinarias “últimas palabras” escritas por importantes personajes de la historia, que van desde confesiones en el lecho de muerte, hasta discursos filosóficos antes de ser sentenciados y llevados a la horca. Y en este sentido, el caso de Virginia Woolf no fue la excepción. 

EL 28 DE MARZO DE 1941 LA PLUMA DE VIRGINIA WOOLF SE QUEDÓ INMÓVIL:
SU ÚLTIMA PIEZA ESCRITA EN PROSA FUE SU TERCERA CARTA SUICIDA.
La carta de suicidio de Virginia Woolf - Librópatas

Manuscrito de la carta de suicidio de Virginia Woolf (1941).

Dearest,

I feel certain I am going mad again. I feel we can’t go through another of those terrible times. And I shan’t recover this time. I begin to hear voices, and I can’t concentrate. So I am doing what seems the best thing to do. You have given me the greatest possible happiness. You have been in every way all that anyone could be. I don’t think two people could have been happier till this terrible disease came.  I can’t fight any longer. I know that I am spoiling your life, that without me you could work. And you will I know.  You see I can’t even write this properly. I can’t read. What I want to say is I owe all the happiness of my life to you. You have been entirely patient with me and incredibly good. I want to say that – everybody knows it. If anybody could have saved me it would have been you. Everything has gone from me but the certainty of your goodness. I can’t go on spoiling your life any longer.

I don’t think two people could have been happier than we have been.

Su muerte

Para muchos, Woolf es símbolo de rebelión, para otros es exponente del movimiento feminista y de la literatura moderna, para mí es símbolo de fortaleza y resistencia. Durante su vida sufrió de crisis nerviosas y depresivas, de las cuales sentía que empeoraba y que no podía recuperarse.
El estallido de la Segunda Guerra Mundial, la destrucción de su casa en Londres a causa de ésta, y la soledad que sintió después de terminar su última novela (‘Entre Actos’), la llevaron a quedar sumergida en una profunda depresión hasta que se vio incapaz de trabajar.

Eterna Cadencia - El día que Virginia Woolf se negó a editar a James Joyce

Fotografía de Virginia Woolf. Obtenida de: Eterna Cadencia

La escritora llevaba varios años en una larga lucha probablemente contra lo que hoy conocemos como trastorno bipolar, aunque algunos especialistas aseguran que pudo haber sido esquizofrenia.

Finalmente, una tarde de marzo de 1941, Virginia Woolf se llenó de piedras los bolsillos de su abrigo y se lanzó al río Ouse (Reino Unido), donde se ahogó. Su nota de suicidio, escrita a su esposo Leonard, es un documento inquietante y hermoso, sincero y sin adornos, detrás del cual se esconde mucha confusión y angustia.

Es una misiva tan desgarradora porque no es una despedida del mundo en general, sino más bien de un amigo, de su amor de toda la vida. 
Virginia Woolf (née Stephen); Leonard Sidney Woolf by Gisèle Freund | Virginia woolf, Leonard woolf, Virginia

Fotografía de Leonard y Virginia Woolf. Obtenida de: Pinterest


Querido:

Estoy segura de que me vuelvo loca de nuevo. Creo que no puedo pasar por otra de esas espantosas temporadas. Esta vez no voy a recuperarme. Empiezo a oír voces y no puedo concentrarme. Así que estoy haciendo lo que me parece mejor. Me has dado la mayor felicidad posible. Has sido en todos los aspectos todo lo que se puede ser. No creo que dos personas puedan haber sido más felices hasta que esta terrible enfermedad apareció. No puedo luchar más. Sé que estoy destrozando tu vida, que sin mí podrías trabajar. Y sé que lo harás. Verás que ni siquiera puedo escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que te debo toda la felicidad de mi vida. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decirte que. Todo el mundo lo sabe. Si alguien pudiera haberme salvado, habrías sido tú. No me queda nada excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir destrozando tu vida por más tiempo.

No creo que dos personas pudieran haber sido más felices de lo que lo hemos sido nosotros.

El suicidio, problema de salud pública

Ahora bien, el suicidio es una urgencia vital ubicada no sólo en un contexto biográfico de pérdida de la salud de la persona, sino también de un debilitamiento de sus redes afectivas y sociales. Así, en la toma de decisiones de una persona que se tiene una conducta suicida hay tres niveles básicos:

1. Nivel emocional, un sufrimiento intenso

2. Nivel conductual, una carencia de recursos psicológicos para hacerle frente al dolor

3. Nivel cognitivo, una desesperanza profunda ante el futuro, acompañada de la percepción de la muerte como única salida.

Por ello, el suicidio no es un problema moral. Es decir, los que intentan suicidarse no son cobardes ni valientes, sólo son personas que sufren, que están desbordadas por el sufrimiento y que no tienen la más mínima esperanza en el futuro (Bobes, Giner y Saiz, 2011).

Sin embargo, muchas personas que llevan a cabo una conducta suicida no quieren morirse, sino dejar de sufrir y por eso pueden estar contentos de no haber muerto una vez que el sufrimiento se ha controlado (Spirito y Donaldson, 1998).

Según la Organización Mundial de la Salud cada año se suicidan en el mundo entre 800.000 y 1.000.000 de personas (tasa de 11.4 personas por cada 100.000 habitantes), lo que sitúa al suicidio en una de las cinco primeras causas de mortalidad. Pero los intentos de suicidio son 10 o 20 veces más numerosos.

En el caso de grandes autoras como Sylvia Plath, Alejandra Pizarnik, Virginia Woolf y Sarah Kane, podríamos entender la decisión del suicidio, o mejor dicho, de la muerte en sí misma como el final de todo, quedando sólo el recuerdo de los vivos; aunque por otro lado, podría verde a la muerte como inicio de una nueva vida en “regiones más puras”. 

***

¡A continuación te comparto un fragmento de la película ‘Las Horas’ (2002). En ella, Nicole Kidman interpreta de una manera excepcional a Woolf. Escucha en voz del personaje, el último adiós de la escritora.


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Elisa Queijeiro presenta EQultura, disponible en:

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